El expresidente de Ciudadanos Albert Rivera ha afirmado este martes que la debacle que sufrió el partido en las elecciones generales del pasado noviembre no fue por haberse negado durante meses a pactar con Pedro Sánchez, sino por ofrecerle un acuerdo in extremis y por no haber explicado mejor a los votantes que el líder del PSOE nunca quiso un pacto con Cs.
Así lo ha dicho Rivera en un acto en Casa de América, en Madrid, donde ha presentado su nuevo libro, ‘Un ciudadano libre’ (Espasa), en el que, entre otros asuntos, relata cómo vivió los meses previos a los comicios en los que Ciudadanos pasó de 57 escaños en el Congreso a diez.
El exdiputado considera que su primer error fue plantear en septiembre de 2019, en un contexto de «polarización y sectarismo» políticos y «con el populismo de Vox creciendo», una opción de acuerdo a Sánchez con tres condiciones, que éste rechazó.
«Es evidente que levantar la bandera blanca del pacto con PSOE y PP en un país atrincherado me costó la muerte política», concluye, argumentando que una parte de los votantes de Cs «no lo entendieron» y en las elecciones de noviembre «se fueron a la derecha».
Cs DEBIÓ HABER «DESENMASCADO» A SÁNCHEZ ANTES
La otra equivocación que Rivera admite que cometió es «no haber desenmascarado antes» la «estrategia» del presidente del Gobierno de forzar una repetición electoral tras los comicios de abril y pactar con Podemos y los partidos nacionalistas.
«Deberíamos haber dejado en evidencia con anterioridad, ante la opinión pública, que el presidente en funciones no quería ningún acuerdo con nosotros«, dice, indicando que «en ningún momento» le tendió la mano para hablar.
Rivera ha destacado que, mientras el presidente sigue en la Moncloa, sin importar «con quien pacte y a qué precio», él ha dejado la política. Pero «yo duermo tranquilísimo habiendo tomado las decisiones que he tomado», ha recalcado.
Pese a las insistentes preguntas de los periodistas, Rivera ha evitado opinar sobre la estrategia de la actual líder de Cs, Inés Arrimadas, sus pactos con Sánchez y su decisión de negociar los Presupuestos Generales del Estado con el Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos.
«Tienen que tomar sus decisiones y su rumbo con libertad«, ha manifestado, añadiendo que no va a intentar «tutelar» a la nueva dirección de la formación naranja y que mantiene una «excelente relación de amistad» con Arrimadas.
En el libro, la describe como «una mujer inteligente» con «una enorme capacidad de trabajo» y de «autoexigencia». «Estoy seguro de que le espera un gran futuro al frente de Ciudadanos. A todos les doy las gracias por su apoyo y ojalá sigan trabajando con ilusión y acierto por el bien de España», escribe.
ASEGURA QUE NO VOLVERÁ A LA POLÍTICA
El exlíder de Cs, que ahora preside el despacho de abogados Martínez-Echevarría & Rivera, asegura que su punto final a la política «es definitivo» y que ahora está en otra etapa. Además, el panorama político actual, donde varios partidos «alientan la polarización», no le gusta y desearía que se abrieran «espacios de entendimiento».
Sobre su dimisión, que anunció un día después de las elecciones del 10 de noviembre, Rivera explica en su libro que hacía varios meses que contemplaba esa opción y así se lo transmitió a su pareja, Malú, y al entonces secretario general de Cs, José Manuel Villegas, pocos días después de los comicios de abril.
Pese al buen resultado electoral obtenido entonces por Cs, les dijo: «Me queda una oportunidad más; o llego a la Presidencia del Gobierno en las siguientes, o me marcho y dejo paso». Ocho meses después, el 11 de noviembre, tras perder más de 2,5 millones de votos, comunicó su decisión entre lágrimas a los miembros de la Ejecutiva del partido: «Me voy. No puedo más».
En el libro, Rivera menciona a muchos de sus excompañeros, sobre todo a aquellos con los que empezó en la política en el Parlament de Cataluña, a quienes le acompañaron en la expansión nacional de Ciudadanos y a fichajes de los últimos años como Marcos de Quinto, Edmundo Bal, Sara Giménez, Joan Mesquida o Javier Imbroda.
A los que no nombra en ningún momento es a dirigentes y cargos públicos que criticaron su forma de liderar el partido, como Toni Roldán, exdiputado y exsecretario de Programas, el también exdiputado Francisco de la Torre y el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea.
LAS «PRESIONES» DE «LOS PODEROSOS»
Otro de los temas que Rivera trata en ‘Un ciudadano libre’ son las «presiones e intentos de tutela» que afirma que recibió Cs, tanto internos como externos. «Hemos visto informes bancarios diciendo a los partidos lo que tienen que pactar», ha lamentado durante la rueda de prensa.
Según ha defendido, él fue «coherente» con su palabra, que era no hacer presidente a Sánchez y «vigilar desde la oposición» al Gobierno del PSOE con Podemos, apoyado por los nacionalistas.
En el libro subraya que Ciudadanos nació en Cataluña «a pesar del ‘establishment’ político y económico» y que nunca fue «el hombre del Ibex»: «Ni me financiaron ni me tutelaron«.
«Es cierto que durante un tiempo a buena parte del mundo empresarial le gustaron las propuestas y las políticas liberales de Cs, y al poder económico incluso le convenía la presencia de un partido bisagra que apoyara al PSOE o al PP en acuerdos de investidura para dar estabilidad», escribe.
Sin embargo –continúa–, «a algunos poderosos se les encendieron las alarmas cuando Ciudadanos tomó la decisión de ser una opción real de gobierno y no una mera bisagra«. Al recordar que su partido casi supera al PP en las elecciones de abril de 2019 y que quería ser una alternativa a Sánchez, afirma que «eso ya no gustó tanto» porque suponía «una declaración de guerra a casi cuarenta años de bipartidismo».
RECHAZÓ SER VICEPRESIDENTE DE RAJOY
A lo largo de su libro, Rivera toca distintos temas, como su lucha contra el nacionalismo y el coste personal que tuvo para él –con injurias y amenazas de muerte–, o sus opiniones sobre distintos políticos.
Sobre el exjefe del Ejecutivo Mariano Rajoy, dice que su relación fue «de menos a más» y que en 2016, cuando el PP y Cs alcanzaron un pacto de investidura, rechazó su oferta de ser vicepresidente del Gobierno porque temía que la corrupción del PP pudiera acabar salpicándole.
Del actual presidente de los ‘populares’, Pablo Casado, afirma que, si hubieran sumado una mayoría suficiente tras las últimas elecciones generales, habrían podido «formar juntos un Gobierno razonable».
En cuanto al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, Rivera precisa que su «desencuentro» fue fruto de «los recelos mutuos y alguna que otra entrada sucia» e «insulto» por parte del ahora vicepresidente del Gobierno.
Sobre el líder de Vox, Santiago Abascal, admite que en el discurso «radicalizado» que tiene ahora le cuesta reconocer al Abascal que conoció hace años en el País Vasco, y se pregunta si su ideología ha evolucionado o «si se trata de una estrategia para ocupar el espacio más conservador a la derecha del PP».
LA «COBARDÍA» DE PUIGDEMONT
Otro político sobre el que Rivera habla en su libro es el expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont, que, a su juicio, «ha demostrado una cobardía difícil de superar». Es «lo opuesto» de lo que debe ser un presidente, ya que «ni cumplía las leyes, ni respetaba a la mayoría constitucionalista catalana, ni unía a la sociedad», sostiene.
Durante la rueda de prensa, al expresidente de Ciudadanos también le han preguntado por la crisis del coronavirus y la gestión que se está haciendo de la misma. Lo que ha pedido a los políticos es que escuchen a los expertos, aprendan de los errores y mejoren la coordinación entre el Gobierno central y las comunidades autónomas.