El FC Barcelona continúa paso a paso hacía una nueva temporada en la que el aficionado blaugrana espera poder ver cosas distintas a lo que sucedió en la pasada, de la que se fueron sin ningún título y con el humillante 2-8 que les endosó el Bayern Múnich. Sin embargo, pese a algunas cosas buenas en los últimos amistosos, la realidad es que el conjunto catalán solo ha hecho un cambio importante: la llegad de Ronald Koeman. El ex seleccionador de Países Bajos llegó para remplazar a Quique Setién, pero no era la primera opción que Lionel Messi tenía en mente para revertir la mala situación.
Aunque el neerlandés ya ha logrado darle salida de Rakitic y a Vidal, a la espera de que pronto pueda irse Luis Suárez, y reincorporó al equipo a jugadores como Coutinho y Aleñá; lo cierto es que no hay caras nuevas que ilusionen ni a Messi ni a los fanáticos de que este sí será un proyecto ganador, a diferencia del de los últimos años. Para el argentino muy poco cambiará el nuevo entrenador y es que antes pensó en otro que podría generar una verdadera revolución.
García Pimienta era la opción de Messi
Messi pensó que el mejor para el puesto tras el despido de Setién era nada más y nada menos que su excompañero Xavi Hernández. No obstante, el catalán era reacio a meterse en el Barça en un momento tan complicado, por lo que surgió otro nombre para el cargo con el que no solo el crack argentino estaba de acuerdo, también la plantilla apoyaba dicha elección.
Francisco Javier García Pimienta encajaba como el hombre ideal para tomar el cargo, debido a que los jugadores lo conocen y suponía un buen paso a una transición más segura. El técnico estaría hasta que se agotara el mandato de Josep Maria Bartomeu y ya la nueva directiva tendría otras opciones distintas. Sin embargo, por la cabeza del presidente nunca pasó la idea de contratar al que actualmente es el estratega del Barcelona B y fue a buscar rápidamente a Koeman, todo porque no quería que los jugadores continuaran con más poder.
El neerlandés llegó para poner mano dura
La idea de Bartomeu era que las comodidades que tenían las vacas sagradas del grupo se acabaran y con mucha mano dura llevara al equipo nuevamente a un nivel de exigencia óptimo que los impulsara a ganar títulos nuevamente. Por esa razón se eligió a Koeman para el puesto, muy a pesar del argentino y también de varios de plantilla. Para el presidente su revolución debía comenzar desde el banquillo y no tanto desde la plantilla, algo en lo que no concuerda el ’10’ del Barça.
Si bien Messi no tiene nada en contra del neerlandés, varias de sus formas no le han gustado. El hecho de que llegara haciendo descartes sin verlos entrenar; ademas de esa llamada de minuto y medio a Suárez para decirle que no contaba con él, son cosas que desagradaron mucho. La temporada comenzará y al rosarino no le queda más que trabajar junto con Koeman; pero en la mente de todos permanecerá el recuerdo de que en el pasado, el actual estratega no era la primera opción de dirigir al club azulgrana y que deberá trabajar mucho con el grupo para ganarse su confianza.