Las apariencias engañan. Esto llevan siglos diciéndolo los filósofos, y no hay día en que uno no pueda darse cuenta a poco que se fije. Vivimos inmersos en la rutina, en una cotidianeidad mecánica que no nos deja un respiro para ver un poco más allá de lo de siempre. Nuestra vida de diario es mucho más apasionante, y esconde muchos más misterios de los que puedes imaginarte.
Basta con intentar mirar con otros ojos esos objetos que están a nuestro alrededor. Preguntarte por qué estarán hechos de ese modo y no de otro. Buscarles aplicaciones y utilidades inéditas. Desde que nos levantamos hasta que nos volvemos a acostar utilizamos infinidad de objetos que facilitan nuestro día a día. Artilugios que, por simples que parezcan, hacen que nuestros quehaceres diarios se desarrollen con más rapidez o de una manera más cómoda. Sin embargo, nuestro estresante estilo de vida nos impide tener el suficiente tiempo para preguntarnos el porqué de las cosas.
9El agujero en el palo del chupachups
En la parte superior del palito que porta la piruleta hay un pequeño agujero que sirve para que el caramelo se adentre y sirva de sujeción y no se caiga. Un pequeño detalle, en apariencia insignificante, que es toda una obra de ingeniería que hizo millonario a su inventor.