A veces enseñar es desesperante. Es como chocarse una y otra vez contra un muro, o como tropezar en infinitas ocasiones con la misma piedra, o como no saber montar una figura de Lego. Y es que transmitir conocimientos no es fácil en absoluto y, si se nos atraganta una materia o un contenido, pueden pasar meses antes de remontar el vuelo. Las matemáticas, todos lo sabemos, pueden amargarnos la vida durante meses, incluso años.
Si no es fácil enseñar nada, mucho menos lo es enseñar matemáticas. No se trata de que el alumno memorice como un papagayo y nos suelte una parrafada sin saber lo que dice. En matemáticas eso no sirve, y tendremos que arreglárnoslas para enseñar de otra forma. Y el Lego, el mítico juego de construcción que tanto nos entretuvo en nuestra infancia, puede sernos de mucha ayuda.
4El Lego y las matemáticas
Alycia Zimmerman es una profesora de 3º de primaria de Nueva York que ha encontrado una nueva utilidad a los juegos de Lego. Ella misma ha contado que nunca jugó con ellos de niña pero que, siendo ya adulta, descubrió su potencial educativo. Ella, en sus clases, utiliza estos bloques de plástico para explicar conceptos matemáticos, tanto desde simples sumas o restas hasta incluso conceptos más complejos como fracciones y cuadrados porque, según explica, «las fracciones se asimilan mucho mejor cuando los alumnos pueden trabajar con objetos tangibles».