Somos lo que comemos. Suena a tópico, a lugar común, a frase hecha. Pero es absolutamente cierto. Pues nuestras células, tejidos y órganos responden y se desarrollan según lo que comamos. Por eso, al final, acabaremos siendo una y otra cosa según cómo nos alimentemos. También nuestro estado de ánimo está íntimamente ligado con los alimentos que metemos entre pecho y espalda. Es importante, entonces, reconocer y evitar los alimentos cancerígenos.
Los médicos y expertos sanitarios coinciden en este punto. Una dieta sana y equilibrada es el pilar más importante para una vida saludable. No solo previene la aparición de enfermedades, sino que nos ayuda a tener una mayor vitalidad, energía y estado de ánimo. Todo lo contrario de lo que aportan estos alimentos que deberías dejar de comer o reducir al máximo su consumo.
Salchichas y carne procesada
En el año 2015, la Organización Mundial de la Salud emitió un informe en el que sentenciaba que la carne procesada entra dentro del grupo 1 de sustancias cancerígenas, en el que ya aparecen el tabaco, el alcohol, el arsénico y el amianto.
Los estudios que relacionaban la carne procesada con efectos cancerígenos llevan años en circulación, pero esta sería la primera vez que la OMS se alinea con los investigadores especialistas en estudios del cáncer. Ahora la OMS segura que la relación entre el consumo excesivo de carne procesada está directamente relacionado con el cáncer colorrectal y es la causa de entre 34.000 y 50.000 muertes por cáncer al año.
La carne procesada hace alusión a «la que se ha transformado a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación». La mayoría de este tipo de alimentos contiene carne de cerdo o de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves o subproductos cárnicos como la sangre, y algunos ejemplos son las salchichas, el jamón, la carne en conserva, la cecina, la carne en lata, o las preparaciones y salsas a base de carne.
Palomitas para hacer al microondas
Su fácil preparación suele ser un punto extra al momento de comprar palomitas. Pero cuidado. Este alimento tiene compuestos químicos que están vinculados a diversos tipos de cáncer y podría también generar infertilidad. El diacetilo es el compuesto que se usa para darle el sabor artificial a mantequilla y que está vinculado a enfermedades pulmonares.
También tiene compuestos perfluorados que se encuentran dentro de las bolsas para que resistan a las grasas y evitan que se filtre el aceite, los perfulados. Estos materiales los encontramos también se encuentran en cajas de pizzas, plásticos para sándwiches, sartenes de teflón y otro tipo de empaques para alimentos. El problema con este compuesto es que se descomponen en ácido perfluorooctanoico (PFOA), una sustancia química que podría causar cáncer. Además ese químico se aloja en el torrente sanguíneo durante mucho tiempo.
Alimentos procesados
Se considera «alimento procesado» a cualquier alimento que pase por una cadena de producción, transporte, venta o consumo realizado con el objetivo de facilitar la vida de las personas e higiene de los productos. Estos alimentos pueden variar, y aquí podríamos citar una larguísima lista. Frutos secos sin cáscaras, hortalizas listas para el consumo, es decir, ya lavadas y empaquetadas. Alimentos congelados o conservados; edulcorantes, saborizantes, conservantes y colorantes; embutidos y alimentos precocidos.
Todos estos productos tienen altos contenidos de grasas o sales que pueden provocar diabetes u obesidad, Además, los químicos usados para mantener el proceso de estos alimentos pueden generar enfermedades como el BHA o hidroxianisol butilado, un aditivo para preservar las grasas y utilizado desde panes hasta en medicamentos, este elemento podría llegar a ser tóxico si se consume en grandes cantidades. Otro compuesto usado en los conservantes son los nitratos que son usados en las carnes procesadas, la ingesta en exceso podría ser cancerígena al igual que el ácido benzoico, empleado en jugos, relacionado con provocar comportamiento hiperactivo.
Azúcar refinada
El azúcar refinada o azúcar blanca es el término químico para la sacarosa, que es lo que se obtiene de la extracción de la caña de azúcar. Esto es una fuente de energía, la sacarosa combinada con la glucosa del cuerpo genera una reacción química que sobrealimenta a las células. Además no genera ningún tipo de beneficio a la salud; no tiene nutrientes y minerales.
El consumo excesivo de azúcar puede generar muchos trastornos y enfermedades. Se la asocia directamente con la diabetes y obesidad; problemas del corazón, hígado y riñones; trastornos psicológicos como depresión, ataques de pánico e hiperactividad.
Refrescos y bebidas azucaradas
Las personas que beben muchas bebidas azucaradas tienen un riesgo más alto de desarrollar cáncer. A pesar de que la evidencia no puede establecer una relación causal, esa fue la conclusión que sacaron un grupo de investigadores franceses. Los resultados mostraron que un incremento de 100 mililitros al día en el consumo de bebidas azucaradas se asociaba a un 18% de incremento del riesgo de cualquier tipo de cáncer, y de un 22% de incremento de cáncer de mama.
La asociación con el riesgo de cáncer se mantuvo al dividir a los participantes entre aquellos que bebieron zumos de frutas y los que consumieron refrescos azucarados.
Harina blanca refinada
La harina refinada o blanca es la más usada y es la que se puede considerar dañina para la salud. La harina blanca pasa por un procesado industrial en el que se crean partículas más finas y pequeñas al eliminar parte de los componentes fundamentales de la harina, como el salvado, el germen y el endospermo. Los dos primeros son los que se suelen retirar para acabar empleando sólo el endospermo.
La harina blanca al perder ciertos compuestos pierde su valor nutricional, esto desemboca en un alto índice glucémico por lo que eleva los niveles de glucosa en la sangre. Un nivel alto de glucosa significa que el alimento saciará menos pero tendrá un buen sabor, lo que puede provocar enfermedades como diabetes, cáncer y otras enfermedades cardiovasculares. Esto se puede evitar consumiendo harinas integrales o granos enteros que tienen bajo índice glucémico y mayor cantidad de fibras, lo que ayuda la absorción de grasas y azúcares en el cuerpo.