Este lunes parte desde Torrejón de Ardoz, Madrid, hacia Jartum, Sudán, un avión fletado por la Oficina de Acción Humanitaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) con 12,6 toneladas de material humanitario para paliar los efectos de las recientes inundaciones en la población sudanesa.
«La Cooperación Española responde con este envío, a petición del Gobierno de Sudán, a la situación de emergencia alimentaria, sanitaria y de cobijo que sufre Sudán a causa de las inundaciones, que vienen a azotar a un país que ya estaba en crisis», ha declarado la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Ángeles Moreno Bau, quien ha supervisado el envío junto al director de la AECID, Magdy Martínez-Solimán.
El envío es en respuesta a las inundaciones provocadas por «las peores lluvias caídas en el país en tres décadas», según informó la Oficina de Acción Humanitaria de las Naciones Unidas (OCHA).
En concreto, el cargamento incluye 145 tiendas de campaña familiares, unas 1.300 lonas de cobijo y cerca de 3.000 jerrycans, contenedores flexibles para recoger y transportar agua. El coste total del material enviado asciende a 65.000 euros.
CRISIS HUMANITARIA EN SUDÁN
Semanas de lluvias torrenciales han causado muertes, desplazamientos de población y la destrucción de infraestructuras clave y viviendas en todo el país. Así, se estima que más de 100 personas han perdido la vida y unas 730.000 personas han sido gravemente afectadas, según la Comisión de Ayuda Humanitaria del Gobierno sudanés.
Además, más de 146.000 viviendas han sido dañadas o destruidas por completo, por lo que miles de personas han buscado refugio en las viviendas de familiares o en instalaciones públicas, incluidas las escuelas.
Un gran número de cabezas de ganado ha fallecido en las inundaciones, que han afectado gravemente a las cosechas, por lo que la seguridad alimentaria de la población se puede ver muy afectada en los próximos meses.
Los 18 estados de Sudán se han visto afectados por esta crisis, que ha afectado especialmente a Jartum, Darfur del Norte y Sennar. En la capital, Jartum, el Nilo Azul y el Nilo Blanco se han desbordado y han afectado a las comunidades asentadas en sus márgenes.
Sudán no había sufrido niveles de destrucción tan graves por lluvias desde las inundaciones que en 1988 afectaron a más de un millón de familias que vieron sus casas dañadas o destruidas por las tormentas. Según el Gobierno sudanés, el río Nilo ha sufrido la mayor subida de caudal «en cien años».
Pese a que la ayuda humanitaria internacional y los esfuerzos del Gobierno sudanés para responder a esta crisis han llegado a unas 320.000 personas con cobijo, alimentos, agua potable y servicios de salud, la Oficina de Coordinación Humanitaria de las Naciones Unidas (OCHA) estima que miles de personas se encuentran todavía sin asistencia. Mientras, la epidemia de la COVID-19 avanza en el país y según la última cifra oficial tiene 13.535 casos y 836 muertes.