La receta “de la abuela” para un tomate frito casero

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En cocina puede pasar en ocasiones que, lo más sencillo en apariencia, suele ser de lo más difícil de preparar. Siempre hay un secreto, un truco que hay que manejar para bordar la receta. Y precisamente es eso lo que pasa con el tomate frito. Podemos comprarlo hecho, y no estará del todo malo. Podemos hacerlo de cualquier manera, machacando el tomate como Dios nos dé a entender, pero no será igual de bueno que si lo preparamos siguiendo la receta de toda la vida. 

Una buena salsa de tomate frito parece que pasa desapercibida. Sirve para acompañar un arroz, una pasta o incluso carne. Y todos admirarán ese arroz, esa pasta o esa carne, sí, pero un buen tomate es la base fundamental para apreciar el plato. Toma nota, que aquí te explicamos paso a paso cómo hacer un tomate frito para chuparse los dedos.

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Tomates

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Si has decidido hacerlo usando tomates frescos, lávalos antes de nada. Luego hazles una cruz del lado del ombligo y ponlos en agua hirviendo durante un minuto. Una vez pasado ese tiempo, pélalos y rállalos usando la parte gruesa del rallador.

Si, por el contrario, has recurrido a los tomates en lata, quítales el ombligo y los restos de piel que puedan tener. Eso sí, deja las semillas. Usando un tenedor aplasta bien los tomates hasta dejarlos bien picado en trozos pequeños, pero no demasiado. Es decir, que no quede como un puré.