La ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, ha abogado este viernes por replantear la relación de la Unión Europea con Rusia si finalmente se confirma la relación del «aparato ruso» con el envenenamiento del político opositor Alexei Navalni.
«Europa necesitará tomar sus distancias y medidas» en la relación con Rusia si finalmente se confirma que la atribución del envenenamiento corresponde «como se intuye» al aparato ruso, ha defendido la titular de Exteriores en declaraciones a RTVE.
La titular de Exteriores apuntaba así a la investigación alemana que confirma que el opositor ruso fue intoxicado con un agente nervioso tipo Novichok, tras la cual el Gobierno de España ya solicitó a las autoridades rusas una «investigación exhaustiva». Un envenenamiento, ha dicho la ministra, «que ahora ya sabemos que ocurrió».
Esto es totalmente contrario a los principios y valores sobre los que se sustenta Europa. Esto va a ser discusión difícil. Rusia es un vecino inevitable, esto es cierto, pero cuando uno tiene un vecino inevitable también tiene que tener las cosas relativamente claras con respecto a ese vecino», ha señalado.
Este mismo viernes, el portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov, ha asegurado que las autoridades rusas tienen «unas posibilidades muy limitadas» para investigar el supuesto envenenamiento sufrido por el dirigente opositor porque las posibles pruebas fueron trasladas «a Alemania».
El 20 de agosto, el dirigente opositor ruso Alexei Navalni se desmayó víctima de unos fuertes dolores cuando estaba a bordo de un avión que volaba desde Siberia a Moscú, lo que llevó al piloto de la aeronave a realizar un aterrizaje de emergencia. Tras estar dos días ingresado en un hospital de la ciudad rusa de Omsk, fue trasladado en un avión medicalizado hasta Berlín, donde quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Charité.
Las autoridades de Alemania aseguraron posteriormente que los análisis toxicológicos realizados por un laboratorio militar germano concluyeron que Navalni fue envenenado con un agente nervioso de la familia Novichok, el mismo tipo utilizado en el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal. Laboratorios de Francia y de Suecia han llegado a la misma conclusión tras realizar sus propios análisis.
El Gobierno de Moscú ha negado cualquier vinculación con lo sucedido a Navalni y ha puesto en duda la versión ofrecida por el Ejecutivo de Berlín, además de reclamarle que comparta información y permita que investigadores rusos puedan estar en los interrogatorios al opositor.