El profesor y catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid, César Nombela, ha avisado de que la decisión de los grupos prioritarios de vacunación del Covid-19 tiene un componente ético «muy importante», señalando que la situación actual global de los proyectos de desarrollo de vacunas frente al SARS-CoV-2 dibujan un «panorama de esperanza» de que realmente se pueda tener pronto una vacuna «eficaz».
«En la actualidad hay noventa tipos de vacunas en investigación preclínica activa, y unas cuarenta están ya en experimentación clínica en diferentes fases. El esfuerzo clínico de desarrollo está suponiendo un verdadero cambio de paradigma, desde la triple consideración de agente infeccioso, hospedador y respuesta humanitaria. Se está trabajando en tiempo récord para el desarrollo clínico que contempla las tres fases de investigación previas a la aprobación por la autoridad reguladora», ha dicho durante el webinar organizado por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos bajo el título ‘Vacunas COVID 19: dónde estamos y qué podemos esperar para los próximos meses’,
En este sentido, Nombela ha afirmado que el objetivo de la vacunación, en sus diferentes formas de investigación, es inducir una respuesta inmunitaria robusta, eficaz y duradera en nuestro organismo. Una de las preguntas importantes es conocer la duración de los anticuerpos, ya que aún se desconoce la duración de la respuesta inmunitaria.
«El nivel de los anticuerpos y su duración parece depender de la severidad de la infección, y en algunos afectados parece limitarse a unos tres meses. Tampoco se sabe si hay posibilidad de reinfección a pesar de la vacunación. Muchos pacientes desarrollan respuesta inmunitaria con buen nivel de anticuerpos», ha comentado.
El genoma SARS-CoV-2 codifica 14 proteínas, de las cuales, según ha explicado el experto, destaca la proteína S, la cual es muy importante para la respuesta inmunitaria frente al virus y por tanto para la vacunación. Así, ha recalcado que todas las estrategias de vacunación – desde vacunar con antígenos propios del virus hasta utilizar el virus inactivado por diversos tratamientos, etc.- tienen un buen fundamento científico.
«Con algunas existe experiencia de uso en otros patógenos. El rigor está asegurado en todos los casos. Es evidente que sabemos más de las que ya han completado fases I y II, que son de ácidos nucleicos o vacunas vectorizadas, pero la fase III es esencial. Tenemos un buen principio, pero esta fase es muy importante para demostrar la eficacia suficiente», ha apostillado.
Asimismo, en relación con la disponibilidad de vacunas, Nombela ha manifestado que existen diversas iniciativas como ‘Coalition for Epidemic Preparedness Innovations’ (CEPI) o ‘COVID-19 Vaccines Global Access ‘(COVAX) que avanzan en esfuerzo para que las vacunas que se desarrollen puedan estar disponibles para toda la humanidad.
«Una pandemia con un carácter tan universal tiene un problema ético porque hay que producir una gran envergadura de vacunas y para ello hay que marcar prioridades. La aplicación de las primeras vacunas debe ser a las personas de más riesgo, por supuesto el personal sanitario y personas a las que les afecta con mayor gravedad. Por tanto, las decisiones que se tomen en este ámbito tiene un componente ético muy importante», ha apostillado.
En relación al papel de la Farmacia en el contexto actual, Nombela ha declarado que la farmacia es un ámbito muy adecuado para la vacunación en todos los sentidos. «El farmacéutico por su formación conoce muy bien las vacunas, sus fundamentos, las pautas y la aplicación. Y, en este sentido, la Farmacia puede ser un ámbito fundamental. Hay que plantearlo así, con toda la responsabilidad, y por supuesto las autoridades lo tienen que entender», ha zanjado.