El Vaticano ha afirmado que sería «absurdo» pensar que el título de la tercera encíclica del Papa ‘Hermanos todos…’ es machista o que pretende excluir a las mujeres al tiempo que ha adelantado que el texto se publicará el 4 de octubre, al día siguiente de que Francisco la firme en la ciudad de Asís (región de Umbria) en un acto privado y sin cámaras.
«Como es una cita de San Francisco (que se encuentra en las Admoniciones, 6, 1: FF 155), el Papa obviamente no la ha cambiado. Pero sería absurdo pensar que el título, en su formulación, contiene alguna intención de excluir de los destinatarios a más de la mitad de los seres humanos, a saber, las mujeres», ha aclarado el director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, en una publicación en Vatican News.
En algunos países se había debatido incluso en la necesidad de cambiar el título del nuevo documento papal y hasta se había pensado en traducirlo en un sentido inclusivo. Pero, según ha aclarado Tornielli, «una encíclica es en sí misma un mensaje universal y Francisco quiere hablar verdaderamente al corazón de cada persona».
«El título original en italiano permanecerá como tal -y por lo tanto no será traducido- en todos los idiomas en los que el documento será distribuido», ha manifestado al aclarar que las primeras palabras de la nueva encíclica del Papa están inspiradas en el gran Santo de Asís cuyo nombre eligió el Papa.
«Francisco eligió las palabras del santo de Asís para inaugurar una reflexión que le interesa mucho sobre la fraternidad y la amistad social y, por lo tanto, tiene la intención de dirigirse a todas sus hermanas y hermanos, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que pueblan la tierra», ha declarado.
De esta manera Tornielli ha incidido en la necesidad de la encíclica del Papa en un contexto en el que el mundo «vive en una época marcada por la guerra, la pobreza, la migración, el cambio climático, la crisis económica, la pandemia». Así, ha señalado que con ese título el Papa pretende hacer que la humanidad se reconozca a sí misma «como hermanos y hermanas» y reconozca en quien se encuentra a «un hermano y una hermana» y, en concreto, para los cristianos, «reconocer en el otro quién sufre el rostro de Jesús».
«Es una forma de reafirmar la irreductible dignidad de todo ser humano creado a imagen de Dios. Y es también una manera de recordarnos que de las dificultades actuales nunca podremos salir solos, uno contra otro, Norte contra Sur, rico contra pobre. O separados por cualquier otra diferencia de exclusión», ha declarado.