El comité de Transporte e Infraestructuras de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha determinado que Boeing ocultó información a la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), a los pilotos y a los clientes sobre algunos problemas que había detectado en el desarrollo de los 737 MAX, además de concluir que los dos accidentes, en los que perdieron la vida 346 personas, tuvieron su origen en «una horrible serie de supuestos errores técnicos».
El informe, que ha sido presentado este miércoles, expone los «graves fallos y errores» en el diseño, desarrollo y certificación de este modelo de avión, que entró en servicio comercial en 2017 y dejó de volar en marzo de 2019, tras el segundo accidente en un plazo de cinco meses.
La investigación muestra «repetidos graves fallos» tanto por parte de la compañía como de la FAA y resalta que las presiones de producción «pusieron en peligro la seguridad pública». En este sentido, recalca que la presión financiera sobre Boeing para el programa del 737 MAX, a la carrera contra el A320neo de Airbus, provocó la reducción de costes y la aceleración del programa.
También ha determinado que habría defectos en el diseño y el rendimiento del avión, utilizando tecnologías problemáticas, concretamente en el MCAS, el software diseñado para empujar automáticamente el morro del avión hacia abajo en ciertas condiciones y que se considera que fue el causante de los accidentes. La compañía esperaba que los pilotos, a los que no había formado para utilizar este sistema, fueran capaces de resolver cualquier problema que presentase.
Asimismo, considera que Boeing «ocultó información crucial» a la FAA, a los clientes y a los pilotos, incluyendo datos de una pruebas internas en las que un piloto tardó más de diez segundos en responder a la activación no controlada del MCAS en un simulador de vuelo, una situación que describió como «catastrófica». La norma es que los pilotos puedan detectar estos fallos en cuatro segundos.
Por otra parte, concluye que la estructura de supervisión de la FAA sobre Boeing presenta «conflictos de intereses». El informe documenta varios casos en los que los empleados del fabricante autorizados para trabajar con la FAA no alertaron a dicha Administración sobre algunos problemas de seguridad.
En concreto, detalla que varios funcionarios de la FAA han documentado cómo la dirección de la FAA anuló algunas conclusiones a instancias de Boeing, lo que sería «coherente» con los resultados de una encuesta sobre la cultura de la seguridad en la Administración, donde los empleados señalaron que los directivos estaban «más preocupados» por ayudar a la industria a alcanzar sus objetivos y «no se les hacía responsables de las decisiones relacionas con la seguridad.
El informe también presenta datos «inquietantes» sobre como Boeing, con la «presión para competir con Airbus y dar beneficios en Wall Street, se saltó la supervisión de la FAA, retuvo información crítica y, finalmente, puso en servicio aviones que mataron a 346 personas inocentes», ha señalado el presidente del comité de Transportes, Peter DeFazio.
Esta investigación se inició en marzo de 2019, tras el accidente de Ethiopian Airlines, y supone una «hoja de ruta» para que el Gobierno estadounidense tome medidas en materia de seguridad aérea.
Los accidentes supusieron una crisis para Boeing, que vio paralizada la entrega y producción del «avión más vendido del mundo», así como una drástica reducción de su imagen de marca. Para las aerolíneas que disponían de este modelo en sus flotas también ha supuesto pérdidas económicas, ya que han debido reducir su capacidad.
Los reguladores aéreos de Estados Unidos, Canadá, Europa y Brasil continúan testando los aviones después de que Boeing haya realizado una serie de cambios para reforzar la seguridad. De momento, no hay fecha exacta para que estos vuelvan a volar.