La Organización Mundial de Comercio (OMC) ha señalado este martes que la guerra arancelaria de la administración de Donald Trump a China va en contra de las leyes comerciales internacionales.
Así lo ha señalado un panel de expertos de la organización, alegando que el Ejecutivo estadounidense rompió las regulaciones a nivel global cuando impuso aranceles en los bienes chinos en 2018 por valor de unos 400.000 millones de dólares (337.600 millones de euros).
De este modo, el panel ha determinado que los impuestos fueron discriminatorios y excesivos, agregando que Estados Unidos no había demostrado que las medidas estuvieran previamente justificadas.
Por su parte, Estados Unidos ha afirmado que los impuestos a las importaciones chinas durante la administración Trump estaban justificados bajo la ley estadounidense porque China había incurrido en prácticas comerciales desleales al obligar a las empresas estadounidenses a entregar tecnología sensible y robar su propiedad intelectual.
Según recoge el tabloide británico ‘Financial Times’, este nuevo paso probablemente incremente la hostilidad del ejecutivo norteamericano hacia la organización comercial, de la que frecuentemente ha amenazado con retirarse a menos que introduzca reformas en sus operaciones.
El secretario de comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, ha expresado que la declaración del organismo confirmaba que este era «completamente inadecuado» para confrontar las «dañinas» políticas tecnológicas de China.
«Los Estados Unidos deben poder defenderse a sí mismos contra las prácticas comerciales injustas, y la administración Trump no dejará a China utilizar la OMC para tomar ventaja sobre los trabajadores, empresas y granjeros americanos», ha expresado Lighthizer.
A partir de ahora, Estados Unidos podría apelar la sentencia. Sin embargo, el órgano de apelación del mecanismo de resolución de la OMC no está activo tras la no aprobación de Estados Unidos en la nominación de nuevos jueces hasta que se reforme la institución.
Pese a que ambos países establecieron una tregua en esta guerra arancelaria en enero, los impuestos procedentes de norteamérica siguen vigentes. Las relaciones entre las dos administraciones, además, se han recrudecido tras la pandemia de coronavirus.