El Papa ha denunciado que el miedo al diferente provoca en la sociedad una «sospecha» constante que se convierte con frecuencia en una actitud de «agresión hostil», al tiempo que ha instado a mantener vivo el llamamiento a la paz en un momento en el que en el mundo rige «un clima de guerra y violencia mutua».
«¿Por qué los que son diferentes a nosotros a menudo nos asustan tanto, como para hacernos asumir un comportamiento de defensa y sospecha que con demasiada frecuencia se convierte en agresión hostil?», se ha preguntado el pontífice en el prefacio del libro publicado esta semana por la Librería Editora Vaticana ‘Para un conocimiento de la paz’.
El volumen, editado por el profesor de Antropología Teológica del Pontificio Instituto Teológico «Juan Pablo II» para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, Gilfredo Marengo, cuenta con diversas disertaciones de altos funcionarios de la Curia Romana como el Secretario de Relaciones con los Estados, arzobispo Paul Richard Gallagher o el Presidente Emérito del Consejo Pontificio de Justicia y Paz y el Presidente Emérito del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, el cardenal Renato Raffaele Martino.
Francisco corrobora en el texto la idea de que el mundo está viviendo un «cambio de época» conformado por lo que ha denominado repetidamente como «una tercera guerra mundial a pedazos». Y ha añadido: «Sabemos bien cuánto el miedo a una guerra mundial, capaz de destruir a toda la humanidad, ha marcado nuestro pasado reciente».
De este modo se ha preguntado: «¿Por qué en un mundo en el que la globalización ha derribado tantas fronteras, en el que todos -se dice- estamos interconectados, seguimos practicando la violencia en las relaciones entre los individuos y las comunidades?, ¿por qué los que son diferentes a nosotros a menudo nos asustan tanto, como para hacernos asumir un comportamiento de defensa y sospecha que con demasiada frecuencia se convierte en agresión hostil?, ¿por qué los gobiernos de los Estados creen que el despliegue de su fuerza, incluso con actos de guerra, puede darles mayor credibilidad a los ojos de sus ciudadanos y aumentar el consenso del que gozan?».
Francisco ha instado a comprometerse con la investigación científica y la formación de las jóvenes generaciones al tiempo que ha mostrado su convicción de que la convicción de que la Iglesia está llamada a comprometerse en «la solución de los problemas relativos a la paz, la armonía, el medio ambiente, la defensa de la vida y los derechos humanos y civiles».
Para el Papa también el mundo universitario tiene un «papel central» como un lugar que simboliza ese «humanismo integral» que necesita renovarse y enriquecerse continuamente, para que pueda producir la «valiente renovación cultural que exige el momento actual».
Asimismo ha señalado que los trabajadores por la paz deben ser capaces de madurar una mirada al mundo y a la historia que no caiga en un «exceso de diagnóstico», ya que esta actitud «no siempre va acompañado de propuestas resolutivas y realmente aplicables». «Se trata, de hecho, de ir más allá de un enfoque puramente sociológico que pretende abarcar la totalidad de la realidad de manera neutral y aséptica», ha concluido el Santo Padre.