Cuando estamos en nuestra casa frente a un ordenador por mucho tiempo, nuestras madres y abuelas son insistentes en no irnos a la cama tan tarde. La razón se debe a que el sueño siempre estuvo vinculado a la buena salud, a la capacidad de concentración y a recargar el cuerpo para soportar el ajetreo diario. No obstante, también se conoce que los excesos son malos, es decir, si duermes más de lo necesario y a eso le agregas muchas horas de siesta, déjame decirte, compañero, que te estás matando.
Para ser un poco más objetivo y que mis palabras no se lean de forma agresiva, Susan Redline, profesora de la Universidad de Harvard y médica de la división de desórdenes del sueño del hospital Brigham and Women’s de Boston, en EE.UU, indica que las personas que duermen más de 10 horas al día tienden a tener peor estado de salud que aquellas que duermen un promedio entre 6 u ocho horas.
Uno de los argumentos que se manejan del porqué el sueño prolongado abre el camino a desarrollar enfermedades es que el individuo debe dormir la cantidad de horas necesarias de acuerdo a la edad, por ejemplo, un recién nacido requiere de 20 horas para dormir, un adolescente de 9 horas y un adulto entre 7 y 8 horas. Explicado esto, aquí algunas consecuencias.
1Mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares
En este caso, las mujeres al dormir más que los hombres están en una posición de mayor vulnerabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares que, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, es la principal causa de muerte en el mundo. A veces se oyen hablar muchísimo de estas patologías, pero se conoce muy poco.
Las enfermedades cardiovasculares están relacionadas con los problemas del corazón y los vasos sanguíneos. Se maneja la cifra que en el año 2012 murieron 17,5 millones de personas en el mundo, se estima que los números representan 30% de las defunciones registradas, así lo dejó ver la entidad antes mencionada a través de su página web.
Qué enfermedades están vinculadas a estas muertes: hipertensión arterial, cardiopatía coronaria, enfermedad cerebrovascular, cardiopatía congénita entre otras.