Kiko Matamoros ha pasado nuevamente por quirófano y, como él mismo confesaba ayer por la tarde a través de su cuenta de Instagram, todo había salido bien, aunque con unas horas de retraso y pronto estaría en casa. Esta mañana, acompañado por su inseparable novia, Marta López, el colaborador ha recibido el alta y hemos podido hablar con él a su salida del hospital. Pese a estar sangrando porque se le soltó el vendaje que tapaba la vía, Kiko ha hecho caso omiso a quien le aconsejaba volver a entrar en el hospital. Ignorando las gotas de sangre, el ex de Makoke se ha ido tranquilamente, aunque con aspecto cansado, a su casa.
Muy delgado, Matamoros nos ha contado que se encuentra «bien» pero que «era lo previsto. Vamos a ver ahora». Con la ironía que le caracteriza, el polémico colaborador asegura que «siempre me he cuidado mucho a pesar de lo que cuenten».
Además, Kiko se ha pronunciado sobre Makoke, que recientemente mostró su intención de enterrar el hacha de guerra deseando que la operación saliese bien: «¡Ah bueno! ¡Menos mal! Supongo que estará muy preocupada…»
A continuación, el colaborador de «Sálvame» empieza a sangrar y dos señores le dicen que vuelva a entrar al hospital para que le coloquen bien el vendaje, pero él les ignora y se va, subiéndose con Marta a un vehículo que le esperaba.
Ya en casa, Matamoros nos ha contado los pasos a seguir ahora hasta su total recuperación: «Nada, tendrán que quitar el drenaje externo y ya si todo sucede con normalidad, que es lo que esperamos, pues ya dentro de tres o cuatro meses me quitan la prótesis esa que me han puesto y ya está».
Muy delgado y visiblemente desmejorado, Kiko confiesa que «físicamente estoy hecho una mierda pero con ganas y anímicamente bien».