El Gobierno ha alertado de la «complicada» situación económica del Instituto Cervantes debido a la crisis generada por la pandemia de coronavirus, en un momento en el que la institución todavía no se ha «recuperado de los recortes» del año 2013, con una reducción de 30 millones de euros en el importe de las transferencias del Estado.
El Instituto Cervantes había solicitado un aumento de presupuesto para 2020 que «las circunstancias no han permitido», tal y como se desprende de una respuesta parlamentaria del Gobierno al grupo parlamentario de Vox, respecto a las previsiones acerca de ampliar las asignaciones presupuestarias al Cervantes.
Así, la institución dirigida por Luis García Montero continúa manejando en el año 2020 los presupuestos prorrogados desde el año 2018 (un total de 123,9 millones de euros). Según lo previsto en la Ley, el Instituto Cervantes se debe autofinanciar en un 46,5%.
«Los ingresos proceden esencialmente de las actividades académicas y de certificación, que están suspendidas en todos los centros en su modalidad presencial según las diferentes normativas locales. Se desconoce el tiempo que durará la situación excepcional en cada uno de los países, así como el ritmo de recuperación de la actividad ordinaria», ha avisado el Ejecutivo.
Dado que el Instituto tiene centros en todo el mundo -desde China (donde no han podido realizar actividades presenciales desde principios de este año) hasta Brasil (donde esperan «los peores efectos» del virus en torno a los meses de junio y julio)- la situación económica a la que se enfrenta la institución es «complicada».
El pasado mes de abril, el Instituto Cervantes estimó una caída de ingresos cercana a los 28 millones de euros debido a la crisis sanitaria generada por el coronavirus, ya que gran parte de la financiación se basa en las cuotas abonadas por los beneficiarios de las actividades de los centros, que en ese momento estaban prácticamente suspendidas.
Así se lo comunicó el director del Cervantes, Luis García Montero, a los Reyes durante una conversación telemática. Montero añadió además que sería necesaria una contención del gasto de aproximadamente 20 millones de euros para afrontar esa pérdida de ingresos, pudiendo asumir el resto con cargo a su remanente de tesorería.
Esto obligaría a reducir el gasto cultural y a renegociar contratos de servicio. No obstante, desde la institución se elaboró un escenario que simula las posibles consecuencias del COVID-19 en la ejecución presupuestaria de 2020 y que estimaba que «sería posible recuperar la normalidad» en los centros a partir de otoño.
Los primeros centros en suspender la actividad cultural y educativa presencial, atendiendo a las directrices de las autoridades locales, fueron los de China e Italia a partir del 17 de febrero y del 4 de marzo, respectivamente, y en las siguientes semanas se sumaron otros, siendo el último en cerrar sus puertas Tokio
No obstante, ya a finales de mayo se informaba de que los centros empezaban a reanudar la actividad «de forma paulatina y con cautela», con el comienzo de las clases presenciales en la propia sede de Tokio o la apertura de exposiciones en Toulouse, Roma o Shanghái. En España también se han reabierto exposiciones y ya se han retomado las convocatorias de los exámenes del DELE.