Iñaki Urdangarín ha vuelto a su trabajo como voluntario en el centro Don Orione después de conocer que la Fiscalía de Valladolid ha presentado un recurso a la opinión favorable del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria a la concesión del tercer grado penitenciario. Un varapalo para el marido de la Infanta Cristina, que ve como el ansiado régimen de semi libertad que lleva aguardando tanto tiempo aún tendrá que esperar.
Sin embargo, el cuñado del Rey Felipe pone al mal tiempo buena cara y, como si nada hubiera pasado, llega un día más a su labor de voluntariado. Tranquilo y sin rastro de tristeza en su rostro – oculto, en parte, por la mascarilla quirúrgica obligatoria a causa del coronavirus – Urdangarín entra en el centro Don Orione ignorando las preguntas de la prensa.
Y es que el exjugador de balonmano prefiere no valorar el recurso de la Fiscalía a su tercer grado penitenciario, algo que, a tenor de lo que nos confesó su abogado, Mario Pascual Vives, a comienzos de esta semana, ya se esperaban.
Muy riguroso con las medidas para luchar contra el Covid, Iñaki, con su inseparable bolsa de tela al hombro, se lavó las manos con gel hidroalcóholico antes de comenzar una jornada ejerciendo una labor con la que el marido de la Infanta Cristina ha descubierto una vocación que le llena.