Las poblaciones de fauna salvaje han disminuido una media del 68 por ciento desde los años 70, es decir en el último medio siglo, según el Índice Planeta Vivo (IPV) del informe Planeta Vivo 2020 elaborado por la organización internacional WWF que alerta de que el ritmo de destrucción de la naturaleza no tiene precedentes.
En concreto, los datos del informe que analiza el periodo entre 1970 y 2016 «hacen saltar las alarmas» según WWF que refleja que el actual informe concluye que en solo dos años el porcentaje de pérdida de fauna es de un 8 por ciento, respecto a la edición anterior publicada en 2018.
Las principales amenazas para las especies que aparecen en el informe están directamente relacionadas con las actividades humanas, incluida la deforestación, la agricultura intensiva y el tráfico de especies.
Además, la ONG concluye que las principales causas de este declive de mamíferos, aves, reptiles y anfibios tienen detrás la mano del hombre puesto que se trata de la deforestación, la agricultura insostenible o el tráfico ilegal de especies.
En concreto, la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas de agua dulce va mucho más allá de la media, puesto que según el IPV ha disminuido en ese periodo un 84 por ciento.
En cuanto a las áreas geográficas, el informe de WWF en el que han participado 125 expertos de todo el mundo, califica de «especialmente alarmante» la situación en Latinoamérica y Caribe, donde el descenso medio de las poblaciones analizadas alcanza el 94 por ciento.
La ONG advierte también de que tras esta «dramática cifra» están las mismas causas que provocan enfermedades de origen animal como el Covid-19 puesto que los bosques desaparecen, el actual sistema de alimentación es insostenible y la vida salvaje cae víctima del tráfico ilegal.
Entre las soluciones que señala WWF están cambiar los patrones de producción y consumo de alimentos, detener el cambio de uso del suelo o tomar decisiones políticas y económicas respetando los límites del Planeta.
El informe es un «termómetro» para medir el estado de salud de la Tierra que en las últimas décadas ha resultado dañada por la actividad humana que perjudica «gravemente» los hábitats y los recursos naturales de los cuales dependen la vida silvestre y la humanidad, como los océanos, los bosques, los arrecifes de coral, los humedales o los manglares.
El estudio ha analizado la evolución de 20.811 poblaciones de 4.392 especies diferentes de vertebrados, lo que supone casi 400 especies nuevas y 4.870 poblaciones más que el último informe, con una mayor representación en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente de especies de anfibios.
El informe también destaca el «dramático» descenso de las poblaciones de plantas, con un riesgo de extinción comparable al de los mamíferos y más alto que el de las aves, junto al súbito y reciente descenso de las poblaciones de insectos, su distribución y biomasa.
El análisis de tendencia tiene lugar en el contexto de la crisis sanitaria global a consecuencia del coronavirus, una enfermedad de origen zoonótico, que está vinculada según WWF «de forma directa con la destrucción de la naturaleza».
Para el director general de WWF Internacional, Marco Lambertini, proteger la riqueza natural es «el mejor antivirus para evitar futuras pandemias» y, ha añadido que, en medio de la actual, «ahora es más importante que nunca poner en marcha una acción mundial coordinada y sin precedentes para detener y comenzar a revertir la pérdida de biodiversidad para finales de esta década»–. «Nuestra propia supervivencia depende cada vez más de ella».