La infancia son poco más que recuerdos. Una vez que superamos aquellos años mágicos, felices, nos quedan impregnados en la mente fogonazos, imágenes sueltas. Un día en la playa, un cumpleaños, la casa de los abuelos…La memoria, a edades tan tempranas, no tiene el desarrollo suficiente para hilar grandes relatos u ordenar acontecimientos. Es como abrir una caja llena de fotografías. Te vas encontrando cosas, sin saber muy bien a qué corresponde cada una.
Y dentro de esa caja de fotografías nos encontraremos seguro con objetos. Objetos que tal vez no recordamos dónde haberlos visto, cuando, ni con quien. Pero recordamos su forma, nos son familiares los colores, unas letras…Forman parte, en definitiva, del nebuloso paisaje de la memoria infantil.
Cada generación atesora en su memoria un paisaje singular, poblado de especies únicas. Nuestros abuelos recordarán aquellos primeros televisores, nosotros las game boys antiguas, los tamagotchi…Aquí va un viaje por esos objetos que se nos quedan impregnados en los recuerdos de infancia.
5Gogos
Los gogos forman parte de la memoria de los niños que crecimos en los años 90. Aquellos muñequitos de colores y de mil formas distintas que guardábamos en estuches e intercambiábamos en el patio del colegio. No estaba muy claro para qué servían, además de para tenerlos. Y eso era lo mejor.
Cada uno hacía con ellos un poco lo que le parecía. Lo adaptaba a sus juegos y diversiones. Los lanzaba lejos, jugaba a los bolos con ellos, los apostaba con un amigo, tiraba a canasta con gogos…A falta de libro de instrucciones, nada como la imaginación infantil.