Cáritas Cataluña ha presentado este jueves su Memoria 2019 y ha analizado su actividad asistencial durante los meses de pandemia, constatando que el 36% de sus usuarios durante la crisis han recurrido a la entidad por primera vez o tras no necesitarlo durante un largo tiempo.
Lo ha anunciado en una rueda de prensa telemática la representante de la Comisión de Acción Social de Cáritas Cataluña, Cora Mazo; junto al presidente de la organización, Francesc Roig; la representante de la Comisión de Comunicación, Anna Roig; y el Cardenal Arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.
Mazo ha indicado que desde el confinamiento, las peticiones de ayuda a las 10 Cáritas diocesanas catalanas para cubrir necesidades básicas han aumentado un 63% y que, en el caso de algunos servicios de la ONG, las solicitudes se han duplicado o triplicado.
El presidente de Cáritas ha reconocido que «los indicadores no son optimistas» y ha recordado que la crisis sanitaria se ha ensañado con los colectivos más vulnerables de la sociedad, que ya sufrían problemas de falta de vivienda, paro cronificado o trabajo precario.
Según Roig, la pandemia ha impactado con especial virulencia en las familias que más sufrieron durante la crisis económica del 2008, que «ya estaban a medio camino de la salida del túnel» pero que no han podido resistir las consecuencias sociales y económicas del Covid-19.
PLAN DE CHOQUE Y UNIDAD
Por todo ello, Roig ha exigido a las autoridades un «plan de choque inmediato, realista y convincente» para atender a los más perjudicados por la crisis; así como un pacto de estado social que aborde las problemáticas que acentúan su situación: vivienda, trabajo, acceso al padrón, conciliación familiar y precariedad.
En la misma línea, Anna Roig ha afirmado: «Venimos de una crisis no resuelta, y estamos ante las puertas de una crisis ante la que podemos hacer alguna cosa, por lo que pedimos que esta respuesta sea clara y que esté al lado de las personas vulnerables».
Por su parte, el Cardenal Omella, que ha clausurado el acto, ha hecho un llamamiento a la unidad para colaborar con solidaridad con los más desfavorecidos, y ha querido reconocer el trabajo de todas las ONG durante la pandemia: «Cómo Cáritas, ellos también son afluentes que desembocan en el río de la solidaridad».
El Cardenal Arzobispo ha afirmado que «Cáritas, que es parte de la Iglesia, seguirá estando al servicio de los más pobres», y ha pedido aprovechar las dificultades de la pandemia del coronavirus para ampliar los lazos de solidaridad y fraternidad.
217.171 PERSONAS ATENDIDAS
Según datos de la Memoria presentada este jueves, las 10 Cáritas catalanas acompañaron en 2019 a un total de 82.139 hogares, lo que se traduce en 217.171 beneficiarios de sus ayudas: un descenso del 2% respecto al 2018 que, según la entidad, no se repetirá este año a causa del impacto del Covid-19.
Así, Mazo ha explicado que «pese a una cierta recuperación en el último año, la gente que atiende Cáritas no llega a poder superar las consecuencias de la crisis del coronavirus«, siendo las mujeres (57% del total) y los adultos con niños a cargo (48% del total), los más perjudicados.
Además, ha advertido Cáritas en su informe, cerca de la mitad de los usuarios de la entidad no disponen de una vivienda digna, y este porcentaje crece año a año: si en 2017 representaban el 34%, en 2018 ya eran el 48%, y el pasado 2019, el 49%.
Esta situación de precariedad habitacional incluye a los beneficiarios sin hogar (6%), a los que viven realquilados (20%), a las que viven acogidas en casas de familiares o amigos (12%), los que están en viviendas de entidades sociales (5%) y los que se ven obligados a ocupar (6%).
Finalmente, Mazo ha destacado que, aunque la mayoría de sus beneficiarios están en paro (61%), existe una tendencia al alza de los llamados «trabajadores pobres«: personas que pese a tener trabajo, tienen dificultades para subsistir por el hecho de que es precario, temporal, mal pagado o de pocas horas.