La tenista japonesa Naomi Osaka explicó su decisión de sumarse a la protesta de la NBA y de más deportistas en Estados Unidos contra el racismo, un gesto con el que hizo lo que creía «debía hacer» y por el que celebró su impacto, deseando que Kobe Bryant, un ídolo que hace un año estaba con ella, «estuviese orgulloso».
«Después de mi partido de cuartos vi lo que estaba pasando en la NBA y sentí que yo también tenía que alzar mi voz. No dije que me retiraba del torno, pero que no iba a jugar el día siguiente», apuntó la exnúmero uno del mundo, después de llegar a la final en el torneo de Cincinnati, que se está disputando en Nueva York.
Sin duda parece que abrió lo ojos a mucha gente, pensaba que solo el Big 3 y Serena Williams tenían ese tipo de poder. Por otro lado creo que la WTA y la ATP querían hacer algo pero necesitaban el empujón de un jugador, así que quizá fui esa jugadora», añadió, después de que el torneo decidiera suspender su actividad el jueves, como hizo la NBA, la WNBA, la MLS de fútbol o la MLB de béisbol.
Osaka, la deportista con más ingresos del mundo, tuvo hace un año en su palco del US Open a Colin Kaepernick y Kobe Bryant, una influencia que se deja notar en la icónica jugadora. «Honestamente, solo espero que Kobe Bryant estuviese orgulloso de mí. Para mí siempre era como raro, no creía merecer conocerle o tener su teléfono. Creía que debía ser algo más antes», afirmó.
«Es una pena porque no hablé con él todo lo que hubiera querido. Siento que las jugadoras están usando sus voces más, especialmente Coco Gauff. Es bonito de ver, cómo se encarga de lo que pasa en la pista pero también de lo que ocurre fuera. Quizá esta generación de tenistas no está tan asustada de las consecuencias de decir las cosas que piensan», añadió.