El Real Madrid es y será por siempre uno de los clubes más grandes, exitosos y ganadores de toda la historia del balompié mundial. En este sentido, «La Casa Blanca» ha levantado de forma constante los trofeos de las competiciones más importantes que puede haber en España y en el mundo, tales como: LaLiga Santander (34), Copa del Rey (19), Liga de Campeones (13), Supercopa de España (11), Supercopa de Europa y Mundial de Clubes (4).
Asimismo, el combinado merengue ha protagonizado por muchos años una de las rivalidades más acérrimas y vistosas en los cinco continentes ante el FC Barcelona, el enemigo que debe ser vencido cada vez que se pueda. «En el club históricamente siempre han convivido los mejores jugadores del mundo con los jugadores provenientes de la cantera, los ‘Zidanes’ y los ‘Pavones’… Lo único que he hecho es seguir el camino que nos marcó Santiago Bernabéu: grandes jugadores de los mejores del mundo como Alfredo Di Stéfano, los mejores de España como Amancio y, con ellos, los que se forman en la cantera como Raúl», habló en determinado momento Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, sobre la mística y años de gloria blanca.
Sin embargo, no todo en este largo trayecto ha sido alegría y celebraciones para el cuadro de La Castellana, quienes han tenido que vivir momentos sumamente bochornosos, generados en su mayoría por malas decisiones, con el paso de los años.
1Copa del Rey 2012-2013
Uno de los momentos más dolorosos y bochornosos para el Real Madrid y su hinchada fue la derrota 1-2 ante el Atlético de Madrid en la final de la Copa del Rey. Definitivamente, ese 17 de mayo en el Santiago Bernabéu se convirtió en uno de los días más especiales, significativos y trascendentales para Diego Pablo «Cholo» Simeone, quien de ahí en adelante logró cosechar excelentes momentos con el conjunto colchonero.
Indudablemente, una de las peores situaciones que pudo vivir el entrenador portugués, José Mourinho, al mando del combinado vikingo. El gol de Diego Costa al minuto 34′ y el tanto de João Miranda al 98′ silenciaron eternamente el teatro de La Castellana y fueron catalogados por algunos expertos como las dianas revolucionarias para el Atlético de Madrid.