El capitán de Estados Unidos, Steve Stricker, afirmó que jugar la Ryder Cup sin aficionados sería «un crimen», mientras la cita contra Europa programada aún para finales de septiembre en Whistling Straits (Wisconsin) sigue en el aire por el coronavirus.
«Este torneo está hecho por los aficionados, sin ellos sería casi como un gran bostezo. Hacer esa trampa a los aficionados de Wisconsin sería un crimen. Si se celebra espero que sea con todo su potencial», dijo en Golf Affect Radio.
La decisión sobre el torneo se tomará en dos o tres semanas entre la PGA de América y el Circuito Europeo. «Ahora mismo el plan es como estaba, pero al final todo se va a reducir a la seguridad. Tendremos una decisión para finales de este mes», afirmó.
El capitán europeo, Padraig Harrington, ya apuntó que los jugadores tendrían que dar un paso adelante y jugar la Ryder Cup seguramente sin aficiones. Muchos jugadores se han pronunciado en contra de esa idea, como el número uno del mundo, Rory McIlroy.