El Superclásico del fútbol argentino está compuesto por Boca Juniors y River Plate, dos clubes que, para algunos expertos, son los mejores y más poderosos del balompié albiceleste. Sin embargo, su historia se ha visto manchada y traicionada por jugadores que decidieron militar en ambas instituciones.
Esta acérrima lucha data a comienzos del siglo XX cuando los dos equipos compartieron sede en el Barrio de La Boca y, desde ese momento, Boca Juniors y River Plate se robaron el espectáculo del fútbol sudamericano a través de numerosos encuentros que han sido catalogados como choques de alta intensidad, pasión, entrega y garra que han llamado la atención de gran cantidad de personas en Argentina y el mundo. Además de ser los mayores exponentes del deporte albiceleste, estos dos equipos son los más exitosos de ese país. Los «Azul y Oro» ostentan en sus vitrinas 69 títulos oficiales, mientras que el conjunto «millonario» los escolta cercanamente con 66.
Asimismo, sus hinchadas son conocidas en gran parte de los países de los cinco continentes por su alocada, inexplicable y constante pasión expresada antes, durante y después de los partidos. Del mismo modo, estos partidos son considerados, por el periódico británico The Observer, como uno de los 50 eventos deportivos que hay que ver antes de morir. Al mismo tiempo, The Sun calificó este clásico como «el más grande del mundo», mientras que The Mirror lo analizó y etiquetó como «el clásico más feroz del planeta». Boca Juniors y River Plate son equipos que, indudablemente, siempre estarán en las primeras planas de muchos diarios de diversas naciones, es por ello, que te mostraremos una breve lista con los grandes traidores que estos han tenido en su historia.
1Gabriel Omar Batistuta, un ídolo que brincó a Boca Juniors
Gabriel Omar Batistuta es uno de los futbolistas más insignes de Argentina, país al que representó en 78 oportunidades desde 1991 hasta 2002 y en el que se adjudicó un total de 56 goles. El ex jugador comenzó su carrera Newell’s Old Boys en 1988, sin embargo, un año después recaló en las filas de River Plate, institución con la que obtuvo su único título oficial en Argentina, bajo la tutela técnica de Daniel Passarella.
Para la siguiente temporada, Batistuta se marchó a Boca Juniors, club en el que creó una formidable dupla junto a Diego Latorre, quienes se quedaron con el Clausura de 1991 de forma invicta de la mano del eterno y experimentado director técnico Óscar Washington Tabárez. Aunque perdieron la final de la temporada 1990/91 ante Newell’s, campeón del Apertura.