El exportero y entrenador español Juan Carlos Unzué ha anunciado este jueves que sufre Esclerosis Lateral Amiotrófica (conocida como ELA), de la que ya está en tratamiento desde febrero, y que deja su carrera como entrenador.
«Mi etapa como entrenador ha finalizado, voy a firmar por un equipo modesto y muy comprometido, el de los pacientes de ELA. Voy a tener muchos compañeros y compañeras, somos unos 4.000 en España y el mercado de fichajes tiene mucho movimiento», comentó en rueda de prensa.
Unzué, en un discurso lleno de fuerza y optimismo, aseguró que ahora luchará por dar visibilidad a la enfermedad y por obtener más recursos públicos y privados para encontrar una cura, pues hoy día fallecen unas tres personas a diario por la enfermedad, y otras tres la contraen.
Además, será voluntario en ensayos clínicos que surjan de ahora en adelante, y colaborará de primera mano con la Fundación Luzón, que se dedica a luchar contra la ELA y a darle visibilidad, el «gran reto» que tiene ahora por delante Unzué.
Quiero hacer público mi actual estado de salud, y es que el pasado mes de febrero se confirmó el diagnóstico que el verano pasado me habían dado en el Hospital de Sant Pau. Padezco Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), y está afectando a mis extremidades –brazos, manos y piernas– de forma asimétrica«, explicó.
«A día de hoy es una enfermedad que no tiene tratamiento ni cura, excepto unas pastillas que estoy tomando desde el primer día y que ayudan a ralentizar la progresión de la enfermedad. Puedo asegurar que lo llevo bien. Estoy fuerte mentalmente para convivir con esta difícil enfermedad», se sinceró.
También aseguró sentirse «un auténtico privilegiado» por lo que la vida le ha dado hasta el momento. «Después de meses dándole vueltas, puedo hacer cosas por la ELA y esas enfermedades que parecen invisibles pero que están ahí, en este caso, dentro de mí», señaló.
«Podría repetir hacer cosas, como entrenar a un equipo o ser segundo entrenador de un compañero, pero he hecho siempre lo que me apetecía hacer y me da paz interior. Si hubiera estado en otro estado, más depresivo, no estaría aquí. El reto que hoy comienzo me va a dar satisfacción, al poder ayudar a la gente en dificultades. Tengo mis dudas de si cualquier proyecto deportivo me podría dar más satisfacción», se sinceró al respecto.
En el Auditorio 1899 del Camp Nou, estuvo acompañado por la doctora que lleva su tratamiento, por el presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, los entrenadores Luis Enrique Martínez y Quique Setién, además de Gerard Piqué o Carles Puyol. A su lado, su hermano y director del equipo ciclista Movistar Team, Eusebio Unzué.
Juan Carlos Unzué estaba sin equipo desde que fue sustituido por el Girona FC a finales de octubre de 2019, en su primera y única temporada en Montilivi, debido a los malos resultados en el primer tramo de LaLiga SmartBank.
«El primer diagnóstico llegó en la pretemporada con el Girona. El doctor me animó a seguir adelante, pero cuando ya salí de Girona prioricé mi salud. Estaba limitado en el sentido físico, desde verano pasado voy cojeando, pero no me limitaba nada en mis capacidades para ser entrenador. Pero ahora pienso diferente, tengo otro reto por delante», reiteró.
Previamente, el técnico de Pamplona había entrenado al RC Celta de Vigo en la temporada 2017/18, club en el que ya había sido segundo entrenador en el ‘staff’ de Luis Enrique Martínez, con quien también fue segundo en el Barça entre 2014 y 2017 –siendo parte de un triplete– antes de partir de nuevo hacia Vigo.
Su primera aventura como entrenador fue en el Numancia. Antes, el exportero había sido entrenador de porteros en el Barça, a las órdenes de Frank Rijkaard y de Pep Guardiola, a quien ayudó a conquistar el primer triplete de la historia de la entidad blaugrana.
Como portero, empezó su carrera en las categorías inferiores de Osasuna, debutó en el primer equipo del conjunto navarro y se marchó al FC Barcelona, donde fue mayormente suplente de Andoni Zubizarreta entre 1988 y 1990, cuando fichó por el Sevilla. Jugó también en Tenerife, Oviedo y, de nuevo, Osasuna, donde se retiró en 2003.