La dieta del jamón y el vino: Cómo adelgazar disfrutando al máximo

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Si has entrado a leer este artículo es porque ya has escuchado hablar en alguna ocasión de la dieta del jamón y el vino, o porque has pensado ¡qué bien, a esta sí que me apunto! Lo cierto es que, sin ánimo de tratar de desilusionarte, vamos a tratar de hablar de una dieta sana. Que sí, que incluye el jamón y el vino, pero ni mucho menos como alimentos exclusivos y en todo caso tomados con moderación.

Desengáñate, porque las dietas que ya llevan en el título que se basan en el consumo de solo uno o dos alimentos no son en principio saludables. Pueden hacerte perder peso en un corto periodo de tiempo, pero tu salud saldrá resentida por el camino. Si realmente estamos tratando de perder peso, lo mejor será ponerse en manos de profesionales, ya sean médicos o nutricionistas que nos diseñen una dieta a medida. Esta se basará en nuestro estado físico, en nuestros gustos y necesidades. Y lo más lógico es que incluya también algunas pautas de vida sana.

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La dieta del jamón y el vino recomienda que hagas cinco comidas diarias

Como muchas otras, esta dieta apuesta porque realices cinco comidas diarias. Siendo el desayuno la más importante, mientras las cenas consisten en caldo o pequeños picoteos.

El desayuno tiene que proporcionarnos la suficiente energía. La cantidad de los diferentes ingredientes será diferente si somos hombre, mujer e incluso si practicamos deporte. En todo caso, debe incluir pan integral, jamón y fruta. El café, si lo tomamos, irá con leche desnatada o solo. Y en cuanto a las frutas se evitan el plátano, el mango y el melón.

 A media mañana podemos tomar una pieza de fruta o unos pocos frutos secos. Para comer verduras y carne o pescado cocinados a la plancha o al horno. Tanto en la comida como en la cena es recomendable evitar el pan.

Una merienda ideal estaría constituida por un café descafeinado con leche, yogur y dos nueces.