Si has entrado a leer este artículo es porque ya has escuchado hablar en alguna ocasión de la dieta del jamón y el vino, o porque has pensado ¡qué bien, a esta sí que me apunto! Lo cierto es que, sin ánimo de tratar de desilusionarte, vamos a tratar de hablar de una dieta sana. Que sí, que incluye el jamón y el vino, pero ni mucho menos como alimentos exclusivos y en todo caso tomados con moderación.
Desengáñate, porque las dietas que ya llevan en el título que se basan en el consumo de solo uno o dos alimentos no son en principio saludables. Pueden hacerte perder peso en un corto periodo de tiempo, pero tu salud saldrá resentida por el camino. Si realmente estamos tratando de perder peso, lo mejor será ponerse en manos de profesionales, ya sean médicos o nutricionistas que nos diseñen una dieta a medida. Esta se basará en nuestro estado físico, en nuestros gustos y necesidades. Y lo más lógico es que incluya también algunas pautas de vida sana.
2Una dieta hipocalórica
La dieta del jamón y el vino ha sido diseñada para controlar los niveles de hambre y también de ansiedad. Que sea hipocalórica quiere decir que está basada en el consumo de mucha verdura, hortalizas, frutas de medio y bajo índice glucémico, pescados, frutos secos y aceite de oliva. Favoreciendo el consumo de poca grasa y también de pocos carbohidratos.
Está basada en los alimentos típicos de la dieta mediterránea y ajusta los patrones nutricionales a los biorritmos. Es una dieta que nos ayuda a mantener la vitalidad, está pues especialmente diseñada para controlar la astenia primaveral.