Un día estamos tranquilas en el hogar y nos asomamos al espejo para hacer cualquier gesto gracioso que se nos ocurra. Al detallar el rostro observamos que hemos sido egoístas con nosotras mismas porque nuestra piel tiene mucha grasa, no posee el tono vivo de antes y está repleta de puntitos negros. Pensamos que el paso del tiempo está llevándose la juventud, pero el angelito malo, nos remarca que hay dejadez en nuestra acciones.
Al hablar con las amigas que siempre están observando cada detalle de nosotras. Nos aconsejan que esa piel avejentada revive con exfoliantes caseros con base en aceite de oliva y hasta ahí queda la conversación, porque estamos tan apenadas con lo que observaron en nuestra cara que no se nos ocurrió preguntar qué lleva el exfoliante casero.
Tranquila, tu angustia terminará porque agrupamos las más importantes:
2Aceite de oliva con azúcar
Este exfoliante no es para usar todos los días. La piel se pone muy sensible cuando eliminas las células muertas. Así que es recomendable aplicarla una vez por semana. Es indiferente el tipo de azúcar que uses: morena o blanca, pero el aceite sí debe ser virgen para aprovechar sus propiedades al máximo.
Lo que debes hacer a continuación, con mucha delicadeza, es frotar tu cara con un paño humedecido con agua caliente con la finalidad de abrir los poros. Cuando el rostro esté todo empapado echa en tus manos un poco de aceite de oliva, pero no pienses que vas a derramar todo el contenido en tus manos, no, solo lo necesario para llevarlo a tu cara y que quede hidratada con el aceite.
Viene el momento del azúcar, derrame dos cucharadas en tus manos y luego con movimientos circulares masajea tu rostro comenzando por la mejillas. Para finalizar lava tu rostro con agua tibia y posteriormente pasas un trapo para eliminar los restos del aceite.
Es muy fácil, pero es perjudicial cuando frotas demasiado duro como si fueras a arrancar la piel.