«Mariscada para dos», albóndigas y otras cosas que mejor no pedir en restaurantes

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Cuando tenemos una cita especial, una cena de empresa o simplemente nos apetece salir de casa para comer fuera, los restaurantes nos ofrecen una gran variedad de productos de los que disfrutar. Eso sí, y esto hay que agradecérselo a muchos camareros por su sinceridad, mucha de las cosas que pedimos no son nada buenas. Más veces de lo que crees te has estado comiendo algo que ha manoseado otra persona, o era un resto que no se podía tirar.

Efectivamente, no podemos bajar la guardia ni siquiera cuando salimos a comer fuera. Para tu suerte, a continuación tienes los platos que pedimos de forma más habitual, y que no debemos volver a adquirir. Acerca un cubo porque no te va a hacer ninguna gracia, ni a ti ni a tu estómago, saber lo que habéis estado comiendo.

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El fin de las fuentes de chocolate

Estos platos jamás deberías consumirlos en un restaurante

Ese día en el que consideras que te mereces un capricho, buscas entre los restaurantes de la zona y encuentras uno que sirva fuente de chocolate, a ese, no vayas. Mejor dicho, a ninguno, más vale que te hagas con una fuente de chocolate en Amazon para tenerla en casa, más económico y seguro.

¿Quién no se ha visto tentado de meter su cabeza en una de estas fuentes? Y es que esa deliciosa cascada de chocolate resulta ser irresistible para los mortales, incluso ese grupito de personas fit babea cuando entra en su radio de visión. Desde luego, la posibilidad de introducir diferentes frutas y dulces para que queden bañados es muy tentadora, y los buffets libres siempre tienen al menos una de estas.

Pero para ser realistas, ¿cuántas personas crees que han dejado ahí sus babas? Y lo peor del asunto es que eso no es lo único que hay en estas fuentes. En los buffets libres reina el descontrol, al punto de que los camareros no pueden estar con la vista en esta deliciosa máquina todo el tiempo. Y es que no debería ser necesario tal control, pero ya sabemos cómo es la sociedad en la que vivimos. Hay personas que no solo introducen de nuevo un alimento mordido con sus babas, camareros confiesan haber encontrado de todo al limpiar una fuente. Para que te hagas una idea, han aparecido desde chicles hasta tiritas, si eso no es maldad, no sé qué lo sería.

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