Cuando acudimos a un restaurante de comida rápida, lo más habitual es que los niños pequeños pidan nuggets de pollo. Es una comida fácil y sabrosa, además, se supone que es de pollo, por lo que debería ser más saludable que el resto de platos que ofrecen en esta clase de locales.
Pues nada más lejos de la realidad, lo cierto es que las razones por las que no deberías volver a pedir este producto en un restaurante de comida rápida serán muy obvias una vez que hayas terminado de leer lo que te dejamos a continuación. Si quieres que tus hijos coman esta comida, más vale que los prepares tú mismo, ya que lo que hay dentro te dejará de piedra, se acabaron las especulaciones.
4Lo que llevan los nuggets en realidad
Después de poner ambos bajo el microscopio, se quedaron de piedra al descubrir qué es lo que había en ellos en realidad. En el prime caso, dejando de lado lo que lleva el rebozado, resulta que estaba compuesto en un 50% de tejido muscular. Y la otra mitad, tiene principalmente grasa, algunos vasos capilares y nervios. Además de grandes cantidades de epitélio, lo que proviene de la piel de los órganos viscelares, y tejido asociado. Es decir, el nugget de esta cadena tiene un 56% de grasa, un 25% de carbohidratos y solo un 19% de proteína.
En el segundo caso, el nugget aparecía estar compuesto por un 40% de músculo esquelético, además de una buena cantidad de grasa y otros tejidos, entre el que se incluye el tejido conjuntivo y el de huesos. Finalmente, su composición total es de un 58% de grasa, 24% de carbohidratos y solo 18% de proteína.
Desde luego, después de saber esto, más les valdría cambiar el nombre a los nuggets de pollo, ya que pollo es precisamente el ingrediente que menos contiene. Y lo peor de esta situación, es que a los más pequeños no les importa. Hace varios años que se hizo un estudio con niños a los que se les mostró todo lo que llevaban estos alimentos. Al principio, se mostraron asqueados y no querían ni acercarse. Sin embargo, después de mostrar cómo se trituraba y preparaba, después de haberlos pasado por la sartén ninguno de ellos dudó en querer comerse uno. Es decir, «que aunque saben que algo es desagradable y asqueroso, se lo comen si tiene una forma amigable«.