Paradores cierra julio y agosto con una ocupación dos puntos y medio superior a la media de la última década, en una temporada totalmente atípica a consecuencia de la pandemia de la Covid-19.
Paradores es la única gran cadena hotelera española que ha reabierto todos sus establecimientos tras la desescalada. Lo hizo el pasado 25 de junio después tres meses de inactividad. A lo largo de estos dos últimos meses la hotelera pública ha ofertado 358.528 habitaciones, llegándose a ocupar 276.527 estancias, lo que arroja un porcentaje del 77,15%.
La mejora de esta métrica ha sido algo más notable durante el mes de julio, cuando la ocupación ha alcanzado el 71,88%, casi tres puntos por encima de la media de la serie registrada desde 2010.
En agosto, el mes vacacional por excelencia, el nivel de ventas de habitaciones se ha elevado hasta el 82,40%, superando prácticamente en dos puntos el promedio de la década.
Para el presidente de Paradores, Óscar López Águeda, «finaliza el verano más complicado en la historia de Paradores y, seguramente, más complicado en la historia reciente del turismo tal y como lo conocemos».
Si bien los resultados están ligeramente por debajo de los registrados en 2019, ejercicio durante el que en agosto se llegaron a alcanzaron las mejores ventas de los últimos 12 años y julio experimentó un aumento en la cifra de negocio del 3,3% respecto al año anterior, las cifras se consideran positivas «en el contexto actual y en comparación con la situación general del sector hotelero nacional».
La compañía hotelera pública asegura que el hecho de que la mayoría de los Paradores se sitúe en lugares apartados, lejos del turismo masificado, así como el tamaño de sus hoteles, casi todos medianos o pequeños, facilita el establecimiento riguroso de los controles de seguridad e higiene para convertirlos en el lugar turístico más seguro donde poder pasar las vacaciones.
PARADORES, LA SEGURIDAD LO PRIMERO
Paradores ya tiene abiertos todos sus hoteles y espacios gastronómicos. Los establecimientos han permanecido cerrados desde el 15 de marzo ante la pandemia de coronavirus. La hotelera ha aprovechado los meses de cierre para reforzar todos sus protocolos de higiene y seguridad.
Los procedimientos de Paradores siempre han sido muy rigurosos, pero ahora se han extremado yendo más allá de las recomendaciones oficiales. El objetivo de la cadena pública es convertirse en el destino turístico más seguro para velar por la seguridad de sus empleados y clientes.
Los nuevos protocolos de seguridad se aplican en las zonas de trabajo y en las áreas que utilizan los clientes. En las recepciones, mamparas de distanciamiento, procesos más ágiles de check in y check out, desinfección de llaves y corners higiénicos con gel hidroalcohólico y mascarillas.
En habitaciones, limpieza reforzada en los mandos a distancia de la televisión, teléfonos, pomos de puertas, grifos o mandos de ducha.
En cuanto a los espacios gastronómicos, se han redoblado los controles en cocina y restaurantes, reduciendo los aforos para ampliar la distancia entre mesas y los cubiertos de cada comensal se disponen estuchados y previamente desinfectados.
Las mercancías se limpian a su llegada al Parador en un punto de higienización y se desinfectan diariamente. Asimismo, se piden declaraciones responsables a todos los proveedores de Paradores con el fin de garantizar que se han llevado a cabo los necesarios controles de seguridad en el origen y en el transporte de las mercancías.