El Banco Central de Chile ha moderado la caída del PIB del país durante este año y estima ahora un descenso de entre el 4,5% y el 5,5%, según el informe de política monetaria de septiembre de 2020, en el que destaca la evolución del escenario macroeconómico, marcado por el desarrollo de la pandemia, y las medidas para contener la propagación del brote vírico.
El informe indica que, con los datos efectivos de actividad en la primera mitad del año y un repunte acorde con la retirada progresiva de las medidas de control sanitario y el apoyo al ingreso de los hogares, la estimación para el PIB de 2020 es que se contraerá entre un 4,5% y un 5,5%.
El instituto emisor explica que, tras una caída aguda de la economía a comienzos del segundo trimestre, en los últimos meses la economía chilena ha dado signos de estabilización, combinándose una incipiente mejora en algunos sectores y un deterioro en otros.
Asimismo, las proyecciones para la economía chilena apuntan a un crecimiento de entre el 4% y el 5% en 2021, mientras que para 2022 el PIB subiría en un rango más moderado de entre el 3% y el 4%.
Las previsiones, avisa la institución, son coherentes con un escenario sanitario que permitirá el avance paulatino del desconfinamiento, donde los sectores económicos continuarán adaptando sus operaciones para desarrollar sus actividades y donde el crédito seguirá fluyendo para apoyar el proceso de recuperación.
Las proyecciones también suponen un encauzamiento institucional de la crisis social sucedida a finales de 2019, según el banco central.
Por otro lado, el informe sostiene que revertir la pérdida de empleos, la caída de ingresos de los hogares, el deterioro del consumo y mantener un flujo de crédito acorde con las necesidades de capital de trabajo e inversión de las empresas constituyen los mayores desafíos para la recuperación económica y para el aporte de la clase política en este proceso.
El Banco Central señala que la inflación se situará en el 3% en 2022, con un nivel que, en los próximos meses, no bajará del 2% anual. En este escenario, se proyecta que la política monetaria se mantendrá «altamente expansiva», combinando unos tipos de interés en su mínimo del 0,5% y medidas no convencionales de política monetaria.
«La materialización de inversiones, las adecuaciones productivas en sectores que se han visto obligados a cambios profundos en su operación, y el aumento de la actividad requerirán que el crédito siga fluyendo en condiciones favorables», apostilla.
Por último, el informe advierte que la posibilidad de escenarios de riesgos más adversos, especialmente relacionados con las «cicatrices» económicas que la pandemia está dejando, sigue presente.