La economía australiana registró en el segundo trimestre del año una contracción del 7% respecto a los tres meses anteriores, cuando el PIB ya había caído un 0,3%, confirmando así la entrada en recesión del país por primera vez desde 1991, según los datos de la Oficina Australiana de Estadística.
«La pandemia mundial y las políticas de contención asociadas llevaron a una caída del 7% en el PIB en el trimestre hasta junio. Esta es, por un amplio margen, la mayor caída del PIB trimestral desde que comenzaron los registros en 1959«, indicó el jefe de Contabilidad Nacional de la oficina estadística australiana, Michael Smedes.
En el segundo trimestre, la demanda privada restó 7,9 puntos porcentuales al PIB, lastrada por una caída del 12,1% en el gasto de consumo final de los hogares. De su lado, el gasto en servicios cayó un 17,6%, con caídas en los servicios de transporte, operación de vehículos y hoteles, cafés y restaurantes.
«El trimestre experimentó una contracción significativa en el gasto de los hogares en servicios, ya que los hogares modificaron su comportamiento y se establecieron restricciones para contener la propagación del coronavirus», agregó Smedes.
Por su parte, las importaciones de bienes cayeron un 2,4%, mientras que las importaciones de servicios cayeron un 50,5%. Por su parte, las exportaciones de servicios disminuyeron un 18,4%, debido a las restricciones a los viajes y al turismo.
La demanda pública contribuyó con 0,6 puntos porcentuales al PIB en el segundo trimestre, impulsada por el gasto estatal y local relacionado con la salud. Asimismo, el gasto en defensa también aumentó a medida que se desplegó personal para ayudar con la gestión de la pandemia de Covid-19.
Australia fue la única economía desarrollada que logró esquivar la recesión durante la crisis financiera global. La última vez que el país entró en recesión técnica había sido en 1991.