El virólogo Rafael Ortiz de Lejarazu confía en que, pese a la pandemia de COVID-19, pueda haber una ‘vuelta al cole’ segura; considera que «no habría necesidad» de cerrar aulas si se detecta un positivo en un alumno sin probar antes si lo ha contagiado a otros y llama a evitar «debates, muchas veces histéricos» en torno a este tema.
Y es que, a su juicio, los niños «aceptan» y «entienden perfectamente» la rutina y la disciplina y creen que pueden «obedecer» a sus profesores en cuanto al respeto a las normas de protección frente al COVID-19, como el mantenimiento de la distancia o el uso de la mascarilla en el aula.
Además, este asesor científico y director emérito del Centro Nacional de Gripe en el Hospital Clínico de Valladolid, ha minimizado la posibilidad de contagio de los niños a sus abuelos, algo que, según ha dicho, aunque se pueda dar, «no es lo normal».
Así lo ha afirmado en un encuentro con los medios de comunicación en Santander enmarcado en el curso que dirige esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sobre ‘Vacunas y vacunaciones en la era de la COVID-19’, en el que ha comparecido junto a los pediatras Federico Martinón y Javier Díez Domingo.
Martinón ha señalado que, según se está demostrando, la enfermedad por COVID en los niños es, en general, «menos frecuente y más leve», con sola única complicación grave, que es el síndrome inflamatorio o Kawasaki, que acontece –ha precisado– en menos de un por cada 100.000 y que tiene un «buen pronóstico si se trata de forma adecuada».
«Desde el punto de vista del niño como diana no parece un problema preocupante», ha indicado.
Y en cuanto al papel del niño en la trasmisión de la enfermedad, ha indicado que, aunque es más desconocido «parece menos importante» de lo que se asumía inicialmente basándose en cómo se comporta en otras enfermedades, como la gripe.
A diferencia de la gripe, donde el niño tiene, según ha dicho, «un papel fundamental» en la cadena de trasmisión de la enfermedad, en el COVID parece no ser así. Y es que, según ha iniciado, los niños parece que trasmiten «peor» el COVID que otros grupos de edad.
«En general, con lo que sabemos, parece que no solo se contagian menos y que se defienden mejor de la enfermedad cuando la padecen, sino que trasmiten peor la enfermedad», ha dicho.
Por ello, Martinón considera que, desde el punto de vista de la vacunación y con lo que hoy se sabe, los niños no son en principio, «un grupo prioritario» en la vacunación del COVID-19, aunque posteriormente deba estudiarse si deben ser incluidos o no en la administración de la vacuna.