Pilar Rubio fue madre por cuarta vez hace justo un mes, el pasado 27 de julio. Máximo Adriano llegaba para completar la felicidad de la presentadora y Sergio Ramos y, de paso, descubrirnos al resto de mortales que lo de la colaboradora de «El Hormiguero» no es de este mundo.
Y es que, mientras nosotras luchamos por quitarnos los kilitos de más que hemos cogido este verano gracias a los excesos – en forma de helados o de tintos de verano, por poner un ejemplo – Pilar Rubio no sólo se recupera milagrosamente de su cuarto parto, que se dice pronto, sino es que además está más espectacular, si cabe, que antes de quedarse embarazada.
La comunicadora ha compartido en su cuenta de Instagram diversas instantáneas del que, a buen seguro, está siendo su verano más especial al lado de Ramos gracias a la llegada de Máximo Adriano. Con el recién nacido y con Sergio Jr, Marco y Alejandro, la enamorada pareja está disfrutando de unas vacaciones paradisíacas en las que no faltan jornadas en alta mar ni divertidos baños en una increíble piscina.
Pero lo que nos llama la atención de estas fotos, además de la felicidad que transmite la familia Ramos Rubio, es el increíble cuerpazo del que presume Pilar. ¿Dónde está esa tripa flácida que a todas se nos queda tras el parto?, ¿dónde están las ojeras de la madre lactante en los primeros meses de su bebé?, ¿Cómo es posible que tras cuatro embarazos tenga semejante tipazo? Lo sentimos, pero son preguntas sin respuesta porque, como decíamos al principio, lo de la presentadora no es de este mundo. Y su código genético… ¡habría que clonarlo y patentarlo!