Es habitual escuchar o leer el término Mena en los medios de comunicación, en la prensa y especialmente en los discursos de los políticos. Su uso tiende a ser electoralista cuando no a veces malintencionado. Se busca mostrar a los menas como delincuentes extranjeros que deberían ser devueltos a su país. Sin embargo, en su origen, el término Mena tenía una connotación neutra.
Qué significa el término Mena
Mena, en realidad, es el acrónimo de menores extranjeros no acompañados. Se trata pues de un concepto técnico que se ha usado desde hace muchos años en la legislación y en los estudios sobre migraciones.
Pero los expertos en infancia e inmigración dicen que al saltar a la opinión pública y al ser utilizado en las campañas políticas, este término consigue invisibilizar el hecho de que hablamos de niños y adolescentes que han llegado nuestro país y que se encuentran solos y por lo tanto en una situación vulnerable.
El uso electoralista del término Mena
Los políticos, especialmente de los partidos de la extrema derecha, utilizaron el término Mena durante la última campaña electoral. Era un modo de evitar hablar de menores extranjeros. También algunos dirigentes como la secretaria de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, denunciaron que al hablar de los mena se deshumaniza a los niños que están solos.
UNICEF lanzó una campaña unos días antes de las elecciones en la que pedían actitudes responsables sobre la realidad de los niños migrantes no acompañados en España con el hashtag #Antetodosonniños y mantenía hay que integrarlos y protegerlos en lugar de criminalizarlos y perseguirlos. Recordaba también que la mayoría de los niños migrantes no han cometido ningún tipo de delito.
Otra asociación, Save the Children críticó el discurso de odio y la criminalización de los niños y niñas migrantes demandando que se tomarán medidas para su protección y se garantizara su bienestar. Especialmente tras darse serios casos de agresiones a centros de estos niños en Madrid y en Zaragoza.
Un problema creciente a nivel mundial
Atendiendo a datos del Ministerio del Interior, en el mes de julio del 2019, España tenía acogidos o tutelados por los servicios de protección de menores de las Comunidades Autónomas a unos 12262 niños y niñas.
La mayoría proceden de países como Marruecos y Argel, pero para algunos el viaje es mucho más largo y llegan solos desde Europa del Este, África Subsahariana, Siria o Bangladesh. Hay más niños que niñas, en el caso de estas suele haber la problemática añadida de que llegan a través de redes de trata. Y su edad está cercana a la adolescencia. La mayoría de ellos llegan a España por vía marítima
La pobreza, la guerra, las catástrofes, la desestructuración familiar y la desprotección son algunos de los motivos que llevan a estos niños a querer escapar de sus países. Lo hacen recorriendo las mismas rutas migratorias que siguen los adultos, en unos viajes que pueden durar desde meses hasta años. Y en los que se exponen a todo tipo de violencia abusos y violaciones. Son muchos también los menores que no llegan a su destino.
El Plan de Acogida para los mena
Una vez que se detecta su presencia en España se activa el llamado Protocolo Marco de Intervención con Menores Extranjeros no Acompañados. Este sigue un protocolo que está basado en normas como la Ley de Extranjería, la Ley de Infancia y el Código Civil, pero lo cierto es que no se aplica siempre ni de la misma manera en todas las comunidades autónomas.
Organismos como el Comité de Derechos del Niño de la ONU denuncian la existencia de distintas carencias que aumentan la vulnerabilidad de estos niños.
Uno de los primeros problemas es la identificación como menores o mayores de edad, ya que en la mayor parte de los casos carecen de documentación. Se les suele practicar un reconocimiento médico forense que incluye pruebas como una radiografía de la muñeca y, en algunos casos, otra del maxilar.
Los que son considerados mayores de edad se enfrentan a su expulsión del país, ya que la Ley de Seguridad Ciudadana permite las llamadas devoluciones en caliente para personas migrantes en situación irregular lo que no requiere apenas trámites .
También es posible que se dicte una orden de expulsión, esto quiere decir que serán trasladados a un centro de internamiento de extranjeros y luego devueltos a su país donde volverán a encontrarse en las mismas o en peores situaciones que cuando escaparon.
Si las pruebas detectan que se trata realmente de menores de edad y no es posible su devolución a sus familias comienza el proceso de acogida en centros de menores especializados. Una vez que cumple la mayoría de edad, su situación cambia y dejan de estar bajo la tutela pública.
En teoría, las autoridades deberían haberles facilitado una documentación que les facilitara el obtener el permiso de residencia pero en la práctica no siempre es así.
Buscando nuevos términos para un problema antiguo
Lo cierto es que hasta hace unos años apenas hablaba de estos adolescentes. Pero a partir de las últimas elecciones el tono en el que ciertos partidos se referían a ellos los puso en el centro de una polémica. Al hablar de ellos como menas se les despersonaliza y se les presenta como una amenaza, apelando a las emociones del miedo y de la inseguridad ciudadana y destacando cualquier acción agresiva o irregular que algunos de ellos hubieran podido cometer. Evidentemente se trata de niños con más dificultades que los habituales: son vulnerables o menores son extranjeros y están solos
Desde el Ministerio del Interior se estaba estudiando cambiar el término Mena por uno más igualitario, sin embargo es evidente que la elección de un nombre u otro no va a cambiar la problemática.