Amazon, la compañía de Jeff Bezos, es ya una de las más poderosas e influyentes del mundo. Y no se detiene ante nada. Después de alcanzar el casi monopolio en la venta por Internet, ahora su objetivo es ofrecer ella misma la conexión a Internet. Esta misma semana, la Comisión Federal de Comunicaciones en Estados Unidos (FCC) le concedió a Amazon la autorización para desplegar la primera fase del Project Kuiper.
Este proyecto consiste en la creación de una constelación de satélites alrededor de todo el planeta para ofrecer internet de banda ancha. Parece ciencia ficción, pero no lo es. Bezos y su compañía lleva trabajando en ello desde, al menos, finales de 2018. Era entonces cuando se conocían las intenciones del gigante tecnológico. En total, Amazon planea poner en órbita unos 3200 satélites que sean capaces de cubrir el 95% del planeta Tierra.
No todos esos satélites se situarán a la misma distancia de la superficie. La mayoría, 1269, orbitarán a 610 kilómetros de altura, 1156 a 630 kilómetros y los restantes 784 a solo 590. El nombre del proyecto es un homenaje al astrónomo holandés Gerard Pieter Kuiper, autor de osadas y acertadas teorías sobre los orígenes del sistema solar.
La decisión de la FCC se ha hecho esperar. No es cosa menor lanzar, de golpe y porrazo, más de 3000 satélites al espacio. Y más aún cuando la misma compañía, solamente en 2018, había enviado más de 7000. Ahora, una vez comprobado que los satélites de Amazon no interferirán con otros ya en órbita, la tecnológica tiene luz verde. Diez mil millones de dólares es la astronómica cantidad, nunca mejor dicho, que Musk ha invertido en este proyecto.
Conexión y cobertura
Un representante de Amazon explicó, en abril del año pasado, que el proyecto buscaba “lanzar una constelación de satélites de órbita terrestre baja, que proporcionará conectividad de banda ancha de baja velocidad y baja latencia a las comunidades sin servicios y con servicios insuficientes en todo el mundo”.
«Aún hay demasiados lugares donde el acceso a la banda ancha es poco confiable o donde directamente no existe», declaró Dave Limp, vicepresidente de Amazon, «y Kuiper cambiará eso». De momento, los satélites de Musk solo ofrecerán internet a Estados Unidos. Más adelante expanderán su conectividad al resto del globo.
Por lo que se ha ido sabiendo más adelante, el Proyecto Kuiper no se limitaría solo a ofrecer conexión a Internet. Parece que Amazon está abierto a utilizar esos satélites para sostener redes de telefonía móvil y, de este modo, llevar una mejor cobertura a áreas remotas o aisladas. Elon Musk no pierde una sola oportunidad de presentarse como un filántropo.
Desbancar a la competencia
El centro operativo que coordina este proyecto se sitúa en la localidad de Redmond, en el estado de Washington. Allí Amazon está levantando dos edificios de más de 60.000 metros cuadrados. En ellos habrá oficinas, laboratorios y también acogerá las fábricas para construir los satélites.
“Estos son tiempos emocionantes para la industria satelital”, contó en una entrevista Tom Stroup, presidente de la Asociación de la Industria de Satélites, “ya que los líderes tecnológicos altamente innovadores buscan desplegar nuevos satélites y constelaciones diseñadas para cerrar la brecha digital tanto en los Estados Unidos como en todo el mundo. Esperamos con interés trabajar con Kuiper”.
Con esta apuesta, Amazon entra de lleno en un mercado que solo SpaceX, la compañía de Elon Musk, se había atrevido a tantear. Esta empresa regente el proyecto Starlink, que persigue igualmente la creación de un “Internet espacial” de alta velocidad. De momento no les va muy bien. En las últimas pruebas realizadas, las velocidades de descarga obtenidas no superan los 60 Mbps.
El permiso que Amazon ha obtenido de la FCC tiene también algunas contrapartidas. La compañía ha de comprometerse, si quiere conservar la licencia, a que la mitad de los satélites estén operativos en 2026. La otra mitad deberán ponerse en órbita en 2029 como tarde. La FCC obliga también al gigante tecnológico a presentar un plan sobre cómo se va a hacer cargo de los desechos espaciales.