Está siendo el culebrón de esta recta final del verano. Parece que Sara Carbonero e Iker Casillas no atraviesan el mejor momento de su relación. Se suceden los rumores y las especulaciones sobre el bache que atraviesa una de las parejas más populares de nuestro país. ¿Qué hay de cierto y qué no en la supuesta crisis amorosa de Casillas y Carbonero?
Quien hizo saltar la liebre fue la revista Diez Minutos. El pasado miércoles, el exguardameta del Real Madrid ocupó la portada de la revista rosa. ¿El motivo? “Iker compra, a su nombre, un piso de tres millones”. La publicación rosa se basa en ese dato para sustentar la teoría de una crisis matrimonial. Porque si no, ¿cómo iba Iker a comprarse una casa sin ponerla también a nombre de su mujer? Según cuentan en sus páginas, el piso fue adquirido el pasado mes de abril y está situada en Madrid, en la zona del parque del Oeste.
La revista Hola, por su parte, afirmaba exactamente lo contrario. Una ventana en la portada de su último número, ilustrada con una foto de la pareja abrazada, dice: “Iker y Sara: No hay crisis. Juntos y unidos a pesar de las especulaciones”. El entorno de la pareja apunta a lo mismo. O bien han negado tajantemente que estuviesen en problemas o no han querido hacer declaraciones al respecto. Entonces, ¿en qué quedamos?
Verano en el pueblo
Las declaraciones de Iker Casillas a la revista Semana tampoco ayudaron a despejar las dudas. El portero reconoció que «con la situación que hemos tenido, en las últimas semanas igual no he estado mucho con Sara y eso da lugar a especulaciones». Se refería Casillas a su sonada ausencia en el funeral del abuelo de su mujer, que tuvo lugar hace unas semanas en un pueblo de Toledo. Sus palabras hicieron correr ríos de tinta en la prensa rosa.
Lo cierto es que los últimos meses han sido difíciles para la pareja. A la angustia del confinamiento se sumó el infarto que sufrió Iker y la operación de un tumor en el ovario de ella. A esto añadimos que hace unos cuantos que no se les ve juntos en público. No obstante, ello no significa que el matrimonio haga aguas o que estén pensando en separarse.
La pareja, poco dada a entrar en polémicas de este tipo, no ha querido hacer desmentidos al respecto. Quien quiera entender que entienda. Y de mandar mensajes contundentes pero elegantes Carbonero sabe un rato.
La periodista, que no suele compartir imágenes de su relación, ha subido a las “stories” de su Instagram varias fotografías muy elocuentes. En ellas se la ve paseando por Navalacruz, en Ávila, el pueblo de Iker Casillas. Allí se ha trasladado toda la familia, también los pequeños Martín y Lucas, para pasar estas vacaciones tan atípicas.
De este modo, Carbonero pretende zanjar las habladurías de estas últimas semanas. El mensaje es claro: ella e Iker son una pareja unida, el matrimonio no corre peligro. La supuesta crisis no ha existido.