Un análisis de las expresiones faciales en antiguas esculturas mesoamericanas ha comprobado que algunas emociones expresadas en estas obras de arte coinciden con las emociones que personas de la actualidad aplicarían al mismo contexto de euforia, tristeza, dolor, ira y determinación o tensión, según un estudio que publica este miércoles la revista ‘Nature’.
Por ejemplo, la euforia se predijo en el contexto del contacto social mientras que la ira se predijo en el contexto del combate.
Los resultados respaldan la hipótesis de que algunas emociones transmitidas a través de las expresiones faciales son universales, lo que refuerza el hecho de que los sentimientos pueden expresarse de forma no verbal de manera que trasciendan la cultura.
Si bien en estudios anteriores se han explorado las similitudes y diferencias interculturales en cuanto a la forma en que las expresiones faciales transmiten emociones, en esos estudios se ha pedido típicamente a las personas de culturas orientales o indígenas que hagan coincidir las representaciones de las expresiones occidentales con situaciones o palabras en su idioma nativo.
Ese trabajo puede percibirse como parcial, ya que trata la expresión emocional occidental como la norma.
Para evitar este sesgo, el investigador de la Universidad de California Alan Cowen y equipo pidieron a los sujetos de investigación en Estados Unidos que etiquetaran las emociones expresadas en las antiguas esculturas artísticas americanas, que son anteriores a la exposición a las modernas civilizaciones occidentales.
Los investigadores peinaron decenas de miles de imágenes de esculturas mesoamericanas en los sitios web de los museos, identificando 63 esculturas auténticas que mostraban expresiones faciales dentro de contextos claramente identificables, como una madre sonriente sosteniendo a un bebé.
A continuación, separaron digitalmente la expresión de cada escultura de su contexto, produciendo, por ejemplo, una imagen de sólo la sonrisa y una imagen de la madre sosteniendo al bebé, sin ninguna expresión visible.
Pidieron a los participantes que etiquetaran cada imagen de la expresión facial de una escultura con la emoción que representaba y, por separado, que etiquetaran las imágenes del contexto de una escultura con la emoción que esperaban ver.
Las esculturas que representaban algunas emociones pasaron la prueba de la universalidad, con etiquetas de expresión facial («eufórica», por la expresión facial de la madre) que se ajustaban a las expectativas de los participantes que sólo veían el contexto (una madre sin expresión sosteniendo a un bebé).
Esto sugiere que las expresiones emocionales pueden inferirse a través de temas humanos universales, como la relación madre-hijo, incluso sin un lenguaje común.
«A la larga nos interesaría replicar este trabajo en otras culturas –avanza Cowen, señalando ejemplos de escultura de las antiguas culturas egipcia, india y china que podrían analizarse potencialmente utilizando protocolos de estudio similares–.
Por el momento, estamos muy centrados en el estudio de la expresión emocional en la vida cotidiana en muchos países, con la ayuda de herramientas de aprendizaje automático».