Este está siendo un verano atípico. Sin verbenas, sin festivales, sin viajes al extranjero…y para muchos también sin vacaciones. No obstante, hace ya meses que el teletrabajo nos libró de la obligación de fichar en la oficina. Eso es un respiro y una oportunidad para trasladar nuestro centro de trabajo adonde nos apetezca.
Y tras los meses de confinamiento y angustia, donde más apetece estar es frente al mar y bajo el sol. Aunque sea con el portátil en las rodillas. Esta será otra de las situaciones inéditas que nos ha traído 2020, impensable hasta ahora: trabajar en la playa.
Puede ser difícil acostumbrarse. Puede generar ansiedad y dudas. Pero poder, se puede.
AVISA A TUS JEFES (SI TIENES)
Importante. Aunque pueda parecer absurdo, tal vez tus jefes quieran saber que no estás trabajando sentado en la mesa de tu casa. La seguridad de tus redes no será la misma y tampoco la potencia de tu conexión. También les gustará saber que no podrán contar contigo en caso de que sea necesaria alguna tarea presencial.
ASEGÚRATE UNA BUENA CONEXIÓN
Es desquiciante trabajar con una red que falla cada dos por tres. O que va lenta hasta la exasperación. Por eso, antes de coger la toalla y la sombrilla, conviene garantizarse una buena conectividad. Si no quieres complicaciones, ni agobios, ni cargar con mil aparatos en la playa, lo más sencillo es hacerse con un buen paquete de datos en el móvil y activar el wifi portátil. Para que te hagas una idea aproximada, en una jornada de ocho horas consumirás unos dos gigas. Esto, por supuesto, depende mucho de cuál sea tu trabajo. Por ejemplo, los trabajodores del sector audiovisual, como un editor de vídeo, necesitarán muchos más gigas para cumplir con su jornada.
UNA PLAYA CON COBERTURA
Ya, ya. A todos nos encantaría trabajar desde una playa paradisíaca apartada del mundanal ruido. Pero apartarse del mundanal ruido es sinónimo de apartarse de la cobertura móvil, y eso es un problema. Si no hay cobertura, tampoco funcionarán tus datos y no podrás conectarte a Internet. Así que, antes de plantarte en la playa con el portátil en las rodillas, asegúrate de que haya una buena cobertura y puedas conectarte a Internet sin dificultades. Por este motivo, tal vez sea mejor probar primero a teletrabajar en una playa ya conocida, en la que ya sepas que hay una buena cobertura, o en playas cercanas a núcleos urbanos o pueblos de tamaño considerable.
ERGONOMÍA, POR FAVOR, ERGONOMÍA
Trabajar en la playa suena bonito. Destrozarse el cuello y la espalda por una mala postura no tanto. No es recomendable trabajar tumbado en la toalla o sentado a lo indio. Si lo que tienes que hacer es enviar un par de correos, no hay problema. Pero si tienes intención de tirarte toda la mañana o la tarde dándole a la tecla, mejor llévate una silla que te permita tener una postura cómoda. Y si te llevas una mesa para apoyar el ordenador, mejor que mejor. Si no es así, es posible que al cabo de un día o dos no quieras volver a trabajar frente al mar y prefieras quedarte sentado en escritorio de tu casa. Además, con una postura incómoda o cambiando constantemente de posición no podrás concentrarte bien ni serás eficaz en tus tareas.
EL PORTÁTIL BIEN CARGADO
Y de repente, cuando estás mandándole ese correo a tu jefe…”La batería se está agotando”. Un susto de muerte y corriendo a casa a enchufar el ordenador. Y la jornada de playa se va al garete. Es recomendable cargar la batería del ordenador al máximo, además de conocer bien la autonomía de tu portátil si no quieres llevarte un susto. Otra opción para evitar esto es hacerse con una batería externa para el ordenador. Por menos de 100 euros, e incluso por menos de 50, puedes comprarte una y metértela en la bolsa de playa. Si la carga del ordenador se agota, solo tendrás que enchufar tu batería portátil y podrás seguir tirando un buen rato. Ten en cuenta que las baterías portátiles también hay que cargarlas en casa.
CUIDADO CON LAS REDES PÚBLICAS
Siempre es recomendable evitar estas wifi en la medida de lo posible. Pero si estás usando un equipo de la empresa o sus programas, máxima precaución. Este tipo de redes son mucho más vulnerables a robos y ataques cibernéticos. La información y la seguridad de tu empresa puede correr un serio peligro, y seguro que a tus jefes no les hace ninguna gracia. Por este motivo es importante tener datos de sobra y no ser rácano en gastarlos, pues así evitarás la tentación de conectarte a esa red gratuita que parece que funciona tan rápido. Puede ser un regalo envenenado que te acabe costando una bronca del jefe o, en el peor de los casos, mandarte al paro.