Son muchos años de blues, muchos nombres, grandes discos como para ponernos de acuerdo a la primera. Tú tendrás tus preferidos y las mejores razones para que lo sean.
Desde la década de los años 20 hasta nuestros días podríamos recodar muchas guitarras que son, en esencia, el recorrido por obras y vidas. De Robert Johnson y los lamentos que contenían toda la historia de la segregación racial o la leyenda del cruce de caminos y el alma vendida al diablo, hasta el sonido enérgico de Rory Gallagher. En esa lista hay muchos nombres, y dejar a unos e incluir a otros es un trabajo de muchos horas de discusión consigo mismo.
Básicamente como nosotros gozamos de la potestad de poder hacerte llegar nuestro gustos y opiniones, éstos son los 10 gigantes de la guitarra ‘bluesera’. Y Si hay reclamaciones… al ‘maestro armero’, que hoy no ha venido:
10Robert Johnson (Greenwood, Mississippi, 1911-1938)
Hemos querido dejar para el final a Johnson, si cabe, el primer ‘bluesman’ que conoció el éxito a ‘gran’ escala en la historia de la música.
Comenzó a tocar el arpa y la armónica y a faltar a la escuela, y un problema de la vista fue excusa para que abandonara las clases definitivamente y se centrara en la música, en la que era mas bien mediocre, y en las mujeres, una pasión que le obligó a huir y a cambiar de nombre más de una vez ante maridos celosos.
En la adolescencia comenzó a tocar la guitarra con idéntico poco virtuosismo…¿Cómo es posible? Sus conocidos comienzan a sospechar, ya que Robert, que nunca había sido buen músico, comienza a tocar con una ejecución perfecta propia de admiración de grandes figuras de la época, que consideran que tocar así de repente no puede ser otra cosa que fruto de un pacto con el diablo.
La leyenda dice que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la actual autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Missisipi), a cambio de tocar blues mejor que nadie.
Esperó en el cruce de caminos hasta medianoche, con la guitarra en la mano, hasta que el diablo se la devolvió, y las manos de Robert solo tenían que deslizarse por el mástil para interpretar el mejor blues de la historia…