Repsol registró unas pérdidas de 2.488 millones de euros en el primer semestre de 2020 que se explican por el impacto del coronavirus tanto en la valoración de sus inventarios, que se redujo en 1.088 millones, como de sus activos de producción, cuyo valor descendió en 1.585 millones.
Según informa la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), dichas caídas en las valoraciones son el reflejo del desplome del precio del crudo y del gas de referencia internacional, que sufrieron grandes descensos, sobre todo durante el segundo trimestre del ejercicio, en el que la demanda mundial experimentó el mayor colapso de la historia.
En concreto, el crudo Brent registró entre abril y junio un descenso medio del 57% respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que el del WTI fue del 53%, en ambos casos, con precios medios por debajo de los 30 dólares por barril. El gas reflejó también el difícil contexto, con una caída media semestral que rozó el 40% para el Henry Hub.
De hecho, Repsol obtuvo en el primer semestre de 2020 un resultado neto ajustado, que mide específicamente el desempeño de los negocios, de 189 millones de euros, un 83% menos que un año antes (1.115 millones).
La compañía valora que esta cifra se alcanzó en un contexto condicionado por la pandemia global, el derrumbe de los precios del crudo y del gas y la extraordinaria caída de la demanda.
Por ello, destaca que su modelo de negocio integrado, junto con su flexibilidad y resiliencia, fueron fundamentales para que en su conjunto los negocios obtuviesen un resultado positivo, en un escenario de recesión mundial.
Por otro lado, señala que ha priorizado la continuidad de su actividad sobre los habituales criterios de rentabilidad, aplicando en todo momento estrictas medidas para proteger la salud de sus trabajadores, clientes y proveedores, y ofreciendo todas sus capacidades humanas y técnicas para ayudar en la lucha contra el Covid-19.
El pasado 25 de marzo, tras analizar la situación macroeconómica y las condiciones excepcionales del entorno, el Consejo de Administración de Repsol aprobó un Plan de Resiliencia para 2020. La compañía ha aumentado su estimación inicial de reducción adicional de los gastos operativos hasta los 450 millones de euros (desde 350 millones), el recorte de las inversiones, hasta los 1.100 millones (desde 1.000 millones) y mantiene la optimización del capital circulante en cerca de 800 millones de euros.
El Plan de Resiliencia incluye como objetivo que la deuda neta del Grupo no se incremente en el ejercicio 2020, si bien, gracias a las medidas adoptadas, Repsol redujo su deuda neta en el último trimestre hasta los 3.987 millones de euros, cerca de 500 millones menos de la de 31 de marzo.
Con todo ello, la compañía dispone de una liquidez de 9.762 millones de euros, que cubre en 2,43 veces los vencimientos a corto plazo. Durante el primer semestre reforzó su posición financiera mediante cuatro emisiones de bonos que suman un total de 3.000 millones de euros, de los que 1.500 millones corresponden a bonos perpetuos subordinados, que fortalecen el patrimonio del Grupo, además de su liquidez. También se incrementaron las líneas de crédito comprometidas y no utilizadas en 1.602 millones de euros.
Por negocios, la compañía destaca que todos lograron un flujo de caja operativo positivo, aunque el de Upstream (exploración) se vio penalizado, principalmente, por la extraordinaria caída de los precios del crudo y del gas, que llevaron a que registrase pérdidas de 51 millones de euros.
Por su parte, el negocio Comercial y Renovables obtuvo un resultado de 163 millones de euros en el semestre, lastrado por el parón en la demanda. Así, el confinamiento y las restricciones a la movilidad impuestas para combatir el covid-19 redujeron las ventas en la red de estaciones de servicio en el segundo trimestre un 48% respecto al mismo periodo de 2019, coincidiendo en gran parte con el estado de alarma en España.
En cuanto al resultado de Gas y Electricidad, fue superior gracias al mejor desempeño del negocio de generación y al incremento de la producción. Repsol siguió aumentando su número de clientes, que supera el millón, y apostando por alternativas de autoconsumo.
Por último, el resultado del negocio Industrial fue de 296 millones de euros, frenado por el descenso de la demanda y la paulatina reducción de los márgenes, que conllevó una menor actividad en los complejos industriales.
(SERVIMEDIA)