• Fueron recibidos por el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, entre otras autoridades
• Los Reyes recorrieron la estancia con su querida sala de estar de San Quintín, la habitación de la muerte, con los muebles de su óbito, y la cuna
• El crujido de la madera los transportó más de 175 años atrás, cuando Galdós dio sus primeros pasos en el mismo lugar
Los Reyes recorrieron ayer en Gran Canaria la casa en la que nació Don Benito Pérez Galdós, en cuyo libro de vivistas el Rey plasmó que en este “momento tan especial y simbólico”, en el que viajan por primera vez fuera de Madrid tras la Covid-19, han querido “compartir con todos el importante aniversario” del fallecimiento del escritor. “Su centenario merece toda la atención posible y la difusión de su ingente obra”, rubricaron Don Felipe y Doña Letizia.
La pareja real recorrió parte de la calle Cano del histórico barrio de Triana Vegueta pasadas las once y media de la mañana hasta llegar al inmueble que vio nacer al escritor, donde ambos fueron recibidos por el presidente del Cabildo, Antonio Morales, el alcalde de la ciudad, Augusto Hidalgo, y la consejera insular de Cultura, Guacimara Medina, así como por la directora del museo, y experta en Galdós, Victoria Galván.
Los Reyes, que llegaron acompañados por el presidente del Gobierno canario, Ángel Víctor Torres, y la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, fueron acogidos en el interior de la casa por un dúo de cuerda de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria que hizo sonar sus acordes entre los muros de piedra de esta antigua casa que, al igual que el resto de los museos del Cabildo, hoy por fin abrió sus puertas al público.
Ya en el patio, posaron junto a la obra del escultor Victorio Macho, que llamó la atención de la Reina al cerciorarse de que es igual que la del Retiro, donde hay una escultura anterior que le realizó Macho a su amigo, tras lo cual recibieron explicaciones de los libros expuestos hasta acceder al segundo patio, por donde ascendieron a las habitaciones que contienen la esencia del escritor.
Uno de los primeros espacios que contemplaron fue su querido salón de estar de San Quintín, cuyos muebles fueron trasladados a la capital grancanaria y situados en la misma disposición, tanto el escritorio en el que trabajaba como los sillones en los que mantenía sus tertulias, así como sus vitrinas y el resto de enseres, además de la maqueta de un barco que le regaló la cofradía de San Telmo y que en Santander tenía colgada ante la ventana, tal vez para que al abrir los hermosos ventanales simulara que navegaba.
Don Felipe y Doña Letizia también conocieron la estancia que contiene los muebles de su dormitorio de San Quintín, situado frente al comedor y muebles diseñados por él mismo, una de sus ocupaciones más desconocidas. Las sillas, por ejemplo, tienen las patas traseras más alargadas y se aproximan en diagonal para un mejor soporte, y es que sobre todas las cosas, Don Benito era un gran pensador, no importaba la materia de la que se tratara.
Esta habilidad suya llamó la atención de los Reyes, así como su capacidad para la pintura y la música, también su introversión, explicó Antonio Morales.
Entre los elementos más curiosos que alberga esta planta se encuentra la cuna en la que fue mecido el pequeño Galdós, situada en una sala contigua a la del mobiliario de la habitación en la que falleció en Madrid hace justamente un siglo. Este rincón, en el que se dan la mano el principio y el fin de la vida del escritor, atrajo a la pareja real, que avanzó anunciada por el crujido del antiguo parqué de la casa, un característico sonido que ayudó a la comitiva a retroceder más de 175 años en el tiempo, cuando el autor dio sus primero pasos en el mismo lugar.
Junto a la comitiva que los arropó, formada también por el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, y el presidente del Parlamento, Gustavo Matos, accedieron finalmente a la sala Sorolla, presidida por el inolvidable retrato de Pérez Galdós que durante años acompañó a la población española desde sus billetes de mil pesetas, y ante el que se sitúa el escritorio en el que el Rey escribió sin prisas su texto para firmarlo y ceder el asiento a la Reina, quien también lo rubricó:
“En un momento tan especial y simbólico en el que viajamos por primera vez fuera de Madrid tras decaer el decreto de Alarma por la pandemia de la Covid-19 venimos a Canarias y queremos compartir con todos el importante aniversario de nuestro gran Benito Pérez Galdós. Su centenario merece toda la atención posible y la difusión de su ingente obra. Nos sumamos a ello y saludamos a todos los canarios con el ánimo de encarar la recuperación por las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. Felicidades con todo nuestro afecto”.