El 90 % del suelo de Gran Canaria tiene riesgo muy alto de desertificación, un problema muy grave que afecta globalmente
• La desertificación es causada por la actividad humana y las variaciones climáticas
• La pérdida de biodiversidad es uno de los causantes de los brotes de enfermedades y pandemias
• Gran Canaria ha participado en el proyecto europeo para plantaciones en zonas áridas The Green Link
El 90 por ciento del suelo de Gran Canaria tiene un riesgo muy alto de desertificación, un dato que para las tres islas de la provincia de Las Palmas se sitúa en el 97 por ciento según el programa Acción Nacional contra la Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica, que lo señala como un problema global que se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta, a la sobreexplotación y al uso inadecuado de la tierra.
Por ello, esta semana se celebró el Día Internacional de la Desertificación, conocida como el proceso de degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas.
Además, la pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego también afectan negativamente a la productividad del suelo.
Dentro de esta línea de Adaptación al Cambio Climático, el proyecto ha permitido testar en tres países de la cuenca mediterránea el uso de un dispositivo de almacenamiento y suministro de agua, el cocoon, para facilitar la implantación de árboles y arbustos empleados en tareas de restauración ambiental y uso agroforestal, en los primeros años de su plantación.
Proyecto LIFE The Green Link en Gran Canaria
Gran Canaria aporta una de las 6 ubicaciones de prueba del proyecto LIFE The Green Link, la finca insular de Tifaracás o Chofaracá, que alberga el terreno de prueba más extremo desde el punto de las condiciones de desertificación, muy baja pluviometría, baja altitud sobre el mar para una formación arbórea, orientación mayoritaria al sur, altos niveles de erosión y presencia de ganado asilvestrado.
Ya en el año 2009 se ejecutó una repoblación tradicional que logró un 15 por ciento de supervivencia de los ejemplares plantados y a lo largo de la vida del proyecto se han plantado un total de 4.409 árboles.
El cocoon
Se trata de un dispositivo, el cocoon, que se rellenaba de agua únicamente en el momento de su instalación sobre el terreno, pero los resultados de supervivencia no fueron satisfactorios. Sin embargo, se incrementaron sensiblemente cuando se procedió a la recarga periódica de los depósitos de cada árbol cada seis meses.
La especie que ha mostrado una mejor adaptación a las condiciones de sequía actuales ha sido el acebuche, con una supervivencia en cocoon del 76 por ciento, aunque se acerca al 90 por ciento cuando éste se recarga. No se queda atrás el pino canario, que muestra un incremento sustancial de la supervivencia al recargar el cocoon del 19 al 85 por ciento.
Todas las repoblaciones tienen unos costes fijos que se dividen por el número de árboles plantados, por lo que cuantos más árboles sobrevivan, menor es el coste por árbol plantado. Así, a los dos años, obtener un acebuche vivo mediante recarga del cocoon es la mitad de lo que cuesta en condiciones de plantación convencional. Y para el caso del pino canario, lograr un ejemplar vivo mediante plantación tradicional es cuatro veces más caro que mediante cocoon recargado a los seis meses.
Además, no conviene olvidar que los bosques albergan más del 80 por ciento de todas las especies terrestres de animales, plantas e insectos y que, de las más de 80.000 especies de árboles, menos del uno por ciento se han estudiado para su posible uso. Todos estos datos se deben tener en cuenta en un contexto de pandemia mundial porque tampoco hay que olvidar que uno de los principales factores de los brotes emergentes de enfermedades infecciosas es la pérdida de biodiversidad.