Un parroquiano de un bar de Granollers (Barcelona) ha tenido un gran gesto con el bar al que solía acudir a diario antes del confinamiento de la población como consecuencia de la pandemia del covid-19.
Los dueños del bar Can Juli recibieron el pago de 100 euros en concepto de las cervezas que su cliente nunca llegó a beberse.
“Se presentó el caballero para saludarnos y preguntarnos cómo estábamos. Se tomó la caña de siempre. Entonces y con un papel en la mano me dijo si podía entrar al local”, explica el dueño en declaraciones recogidas por el ‘Huffington Post’.
El cliente había pasado 12 semanas sin pisar el local “Me dijo que como se toma tres cañas a la semana, salían 36 en total. Y a 2,50 euros diarios, daba un total de 90 euros”, continuó el propietario.
Cada caña que se tira en Can Juli se cobra a 1.30 euros, sin embargo cada día pagaba 2,50 euros. “Es un buen cliente”, aseguró el encargado.