La salud de las personas depende de la salud del planeta. Cada vez son más los expertos en sanidad y en sostenibilidad que defienden esta tesis y vinculan estrechamente el cuidado del medio ambiente con la prevención de enfermedades. La pandemia por Covid-19 está sirviendo para refutar esta idea en todo el planeta. Entre otras cosas porque la actividad humana ha reducido en un 30% la riqueza de hábitats terrestres y marinos, que es la causa principal de la pérdida de biodiversidad, y el calentamiento global está agravando esta situación.
Proteger la biodiversidad es una necesidad para preservar la salud del planeta y, por tanto, la de los seres humanos y la del resto de especies. El Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra hoy, como cada 5 de junio, pone el foco esta vez en hacer un llamamiento para ser conscientes de la correlación entre cambio climático, biodiversidad y salud. La actual pandemia, y los episodios climáticos extremos vividos recientemente, son algunos ejemplos de que ha llegado el momento de actuar.
Los ecosistemas sanos, en los que hay una gran diversidad, favorecen un equilibrio entre las especies, evitando el predominio de una de ellas y dificultando la propagación de agentes patógenos como los virus. Además, cuidar de la biodiversidad permite que las especies salvajes sigan en su hábitat y no tengan necesidad de entrar en las áreas de actividad humana. Por contra, en los ecosistemas degradados es más fácil que un virus infecte a muchos individuos de una especie y, debido a la proximidad con la actividad humana, acabe llegando a las personas.
Alrededor de un millón de especies animales y vegetales, de las ocho millones que existen en el planeta, pueden desaparecer en los próximos diez años, según Naciones Unidas. Desde los años setenta no ha dejado de aumentar la producción agrícola y pesquera, así como la extracción de materias primas, al tiempo que disminuía la capacidad de la tierra para recuperarse.
La deforestación y el agotamiento de los bancos pesqueros son dos ejemplos de esa sobrexplotación. Todo ello tiene consecuencias nefastas en la riqueza y la variedad de los ecosistemas. España es el país de Europa con mayor porcentaje de especies amenazadas. Se trata de un desafío que obliga a todos a asumir su parte de responsabilidad, tanto a los ciudadanos, a las administraciones como a las empresas.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la hoja de ruta para hacer frente al cambio climático y reducir la desigualdad en el planeta, destacan en su número 15 la importancia de gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertización, detener la degradación de las tierras y hacer frente a la pérdida de biodiversidad.
NUEVO MODELO DE DESARROLLO
El agua, elemento esencial e indispensable para la vida, es fundamental en este propósito. Por ello, la empresa SUEZ España, comprometida a nivel global contra el cambio climático y en favor de la protección del patrimonio natural, impulsa desde hace tiempo un nuevo modelo de desarrollo basado en la economía circular y en la innovación para anticiparse a las exigencias del futuro.
Destaca que su gran vocación es ayudar a los ciudadanos, a las administraciones y a la industria a realizar «una transición ambiental que permita mejorar de manera sostenible el bienestar y la calidad de vida de sus habitantes».
En este contexto, y con el ánimo de contribuir a superar la actual pandemia del coronavirus y abordar el cambio climático, SUEZ ha firmado -junto con más de 150 grupos empresariales- una declaración conjunta dirigida a gobiernos y líderes políticos de todo el mundo «solicitando que la reconstrucción económica para superar la actual crisis se lleve a cabo en base a planes ecológicos sostenibles.
Esta solicitud pone el foco en la necesidad de relanzar «una economía cero en carbono y en la importancia de limitar el calentamiento global del planeta en un máximo de 1,5ºC en el año 2030». Al firmar la declaración, SUEZ ratifica así que, con sus propias decisiones y acciones, contribuirá a garantizar la transición de una economía gris a una economía verde.
En España, subraya que su compromiso con la biodiversidad queda patente en ‘2019 en un zoom’, el Informe de Desarrollo Sostenible (IDS) que pone de manifiesto que durante el año pasado el grupo realizó 60 diagnósticos de biodiversidad, 45 de ellos en instalaciones ubicadas en espacios protegidos. Además, se establecieron 17 planes de acción en plantas de tratamiento de agua (11 de ellas en zonas protegidas).
Un ejemplo es la planta depuradora de Palau Saverdera (Girona), colindante con el espacio natural protegido de los Aiguamolls de l’Empordà, donde el grupo realizó una actuación para convertir la zona en un refugio para la reproducción y reintroducción de anfibios amenazados como el sapo de espuelas o el tritón verde.
En las lagunas de Cabezo Beaza, que almacenan en Cartagena agua regenerada de una planta de tratamiento del grupo, se ha conseguido acoger a 30 especies de aves acuáticas (14 de ellas incluidas en catálogos de conservación) y repoblar la malvasía cabeciblanca, un peculiar pato buceador con una población muy escasa y localizada, que en España estuvo a punto de desaparecer en la década de los años setenta del pasado siglo.
En las depuradoras de Olot y Sant Joan de les Fonts, en la comarca gerundense de La Garrotxa, se han creado dos jardines de mariposas y un hábitat de herbazal para favorecer a estas especies y mejorar la biodiversidad del entorno.
INFRAESTRUCTURAS VERDES
El grupo ha transformado las instalaciones del ciclo del agua en «infraestructuras verdes» para que, de esta manera, sirvan de apoyo al ecosistema en el que están ubicadas y favorezcan los servicios que nos ofrece la naturaleza. La eliminación del uso de fitosanitarios (actualmente el 58,6% de sus instalaciones ya están libres de estos productos químicos) y el control de especies exóticas invasoras forman parte también de su plan de acción.
Para el control de especies foráneas que colonizan los ecosistemas, los esfuerzos se han centrado en la flora exótica invasora en sus instalaciones. Se ha desarrollado el programa BiObserva STOP-invasoras que ofrece, a través de una metodología y herramientas propias (una plataforma web y una app móvil), la información necesaria para capacitar al personal de la instalación sobre cómo identificar especies, reportar observaciones y ejecutar planes de control.
SUEZ España ha implicado a sus trabajadores en la misión de proteger la biodiversidad. Los empleados colaboran en el seguimiento de aves que viven junto a las plantas de tratamiento. La presencia de determinadas especies de aves acuáticas que se alimentan de peces de los ríos constituye un claro indicador de la salud de los cauces fluviales.
El programa BiObserva Voluntariado, implantado en 95 instalaciones, cuenta con la participación voluntaria de más de 270 trabajadores. Los avistamientos de avifauna en los centros de trabajo son registrados en una aplicación móvil y en plataformas web de acceso público. Las cerca de 60.000 observaciones realizadas han sido utilizadas internamente por el grupo para realizar planes de acción específicos y al mismo tiempo puestas a disposición de los científicos en la plataforma mundial de información de biodiversidad (GBIF), patrocinada por el Ministerio de Ciencia e Innovación y gestionado a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En este sentido, SUEZ asegura que en España es la entidad privada que más registros aporta.
Además, empleados y familiares comprometidos participaron, por segundo año consecutivo, en jornadas de limpieza del entorno local, en línea con la campaña ‘Let’s CleanUp Europe’, una acción común en toda Europa para concienciar sobre la cantidad de residuos que vertemos de forma incontrolada a la naturaleza, mediante la recogida de basura y plásticos abandonados en bosques, playas y los márgenes de los ríos.
Concienciar a los más jóvenes y divulgar entre la ciudadanía la importancia de la biodiversidad es también una prioridad. El grupo formó el año pasado a 173.173 escolares en el uso sostenible del agua y recibió la visita en sus instalaciones y en su museo de 89.728 personas.
BIODIVERSIDAD EN LAS CIUDADES
SUEZ España también impulsa soluciones basadas en la naturaleza. Por un lado, la naturalización de las ciudades, con más áreas verdes en los centros urbanos para mejorar sus condiciones y hacer las urbes más resilientes al cambio climático. Por ejemplo, el parque de La Marjal en la ciudad de Alicante constituye una infraestructura verde urbana de referencia en España. Capaz de recoger 45 millones de litros de aguas pluviales, cumple también una función social, al ser un espacio municipal para usos de la ciudadanía, y ambiental, como pulmón verde que actúa además como refugio de especies de vegetación y avifauna de la zona.
Por otro lado, potencia soluciones en espacios naturales vulnerables de alto interés ecológico para mejorar su biodiversidad. Es el caso de los humedales del Delta del Ebro, depuradoras naturales del agua procedente del cultivo del arroz.
La diversidad biológica proporciona alimentos, materias primas y una gran variedad de recursos básicos. Para favorecer la diversidad en la naturaleza, el grupo impulsa medidas generales como la reducción de las emisiones de los gases con efecto invernadero y el ahorro de agua, así como la reducción, reaprovechamiento y reciclaje de todos los residuos que genera su actividad. Apostando por la economía circular y la innovación tecnológica, SUEZ es «pionera en el mundo en la transformación de las depuradoras tradicionales en biofactorías». Este nuevo concepto, que supone un cambio de paradigma, se basa en tres principios: la reutilización del agua para nuevos usos, la generación de energías renovables y la valorización de todos los residuos.
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