La pandemia del Covid-19 ha disparado el aumento de síntomas depresivos en la población anciana, alertan expertos en psicogeriatría como el doctor Javier Olivera, psiquiatra del Hospital San Jorge de Huesca y el doctor Luis Agüera, jefe de sección de Psiquiatria del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
El aislamiento, el abandono de relaciones y de actividades, el miedo al contagio y a una enfermedad grave, incluso el sentimiento de discriminación para el acceso a determinadas técnicas médicas ha favorecido el aumento de síntomas depresivos en la población mayor. La ausencia de visitas de familiares en las residencias, el temor y la angustia también ha contribuido a estos síntomas, asociados además a la ansiedad acompañante”, resaltó el doctor Olivera en el webinar sobre los efectos del confinamiento y la pandemia en personas mayores, organizado por Lundbeck Academy.
Sin embargo, todavía es pronto para saber si los casos de depresión post-Covid aumentarán en la población anciana. “Lo que sí sabemos es que ha habido muchos duelos, y esto puede precipitar depresiones a futuro. También hay que tener en cuenta los efectos de la hospitalización en estas personas e incluso el efecto de la situación en las residencias, donde la vulnerabilidad ha sido muy acusada”, manifestó el doctor Agüera Ortiz.
Por otro lado, el aislamiento, favorecido por la epidemia, se ha asociado a un empeoramiento cognitivo en los pacientes mayores con depresión. Según el doctor Olivera, “hemos observado síntomas de deterioro cognitivo en pacientes que previamente no los habían manifestado. Se han objetivado más síntomas de ansiedad y angustia, asociados al temor a la enfermedad y la gravedad de la misma. En este sentido también han aparecido más síntomas hipocondríacos. Incluso depresiones delirantes con temas hipocondríacos en relación al coronavirus. Los pacientes mayores también han presentado más trastornos del sueño, probablemente asociados al empeoramiento depresivo, a la ansiedad y a la ausencia de actividades y rutinas previas”.
El abordaje de la Covid-19 ha modificado el manejo de la depresión, al igual que ha sucedido con otras enfermedades. En el caso concreto del paciente anciano con depresión, “ha cambiado, fundamentalmente, la atención sanitaria. El hecho de estar en confinamiento ha supuesto que muchas personas mayores no hayan tenido las consultas habituales con sus médicos, incluso en las residencias. Hemos tenido que realizar muchas consultas telefónicas y así hemos podido establecer una asistencia médica con el objetivo de evitar descompensaciones”, destacó el doctor Agüera.
Otro tema importante al que han tenido que hacer frente los profesionales especializados en depresión geriátrica es “el ajuste de los tratamientos antidepresivos en pacientes ancianos ingresados con coronavirus, ya que los medicamentos para esta enfermedad infecciosa presentan algunas interacciones con parte de los antidepresivos. Esto nos ha supuesto, sin duda alguna, personalizar la atención y el tratamiento. Hemos tenido que tener en cuenta muchos factores, no sólo la situación de salud física de nuestros pacientes, sino la situación personal de cada uno de ellos”, detalló el doctor Agüera.
Por último, se ha insistido en la importancia de que los profesionales sanitarios de la salud mental sean proactivos a la hora de mantener el contacto con los pacientes mayores. “En estos dos meses hemos aprendido que se puede tener una buena atención vía telefónica. Este contacto frecuente tiene un impacto muy positivo en la prevención. Hemos comprobado que la atención cara a cara con el paciente no es tan imprescindible. Lo importante es mantener el contacto porque su ausencia sí es muy desfavorable para la persona”, concluyó el Jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre.
(SERVIMEDIA)