FIAPAS señala que la generalización de mamparas va a ser una dificultad para las personas con sordera si su instalación no se complementa con la de otros productos de apoyo para la accesibilidad auditiva, como el bucle magnético.
La crisis sanitaria nos está cambiando la vida a todos. Sin embargo, las personas sordas están encontrando nuevos obstáculos en su medio de comunicación. Si hace unos días les contábamos que las personas sordas aseguran que las mascarillas transparentes no son la solución a sus barreras de comunicación ante la pandemia, ahora se pone el foco en las mamparas como una nueva barrera.
Según FIAPAS, la instalación de mamparas, como medida de protección, entre otras, para prevenir el contagio del Covid-19, «emerge como nueva barrera de comunicación en la vida de las personas sordas, especialmente de aquellas que son usuarias de prótesis auditivas (audífonos y/o implantes) y comunican en lengua oral».
Para esta entidad, «a las dificultades que provoca el uso de las mascarillas, se añade la distancia de seguridad con el interlocutor y se suma la barrera que supondrán las mamparas, dado que amortiguan el volumen de recepción del mensaje hablado y entorpecen la inteligibilidad del habla. Dificultades crecientes cuanto más contaminado por el ruido ambiente se encuentre el entorno en que se instalen».
«Por este motivo, la colocación de mamparas en cualquier tipo de recinto, en particular cuando se trate de espacios de concurrencia pública y/o de atención a los ciudadanos o de prestación de cualquier tipo de servicio público, se debe acompañar de la instalación de bucles magnéticos, que faciliten la comunicación directa con quien se encuentra al otro lado de la mampara, reduciendo el ruido ambiente y acercando la voz directamente a la persona sorda a través de sus prótesis auditivas», añade esta Confederación.
Máxima transparencia
Asimismo, a juicio de FIAPAS, las mamparas deberían reunir determinados requisitos en su instalación, materiales y mantenimiento. «Tendrán que ser totalmente transparentes, sin ningún tipo de elemento decorativo ni obstáculo que limite, siquiera mínima o parcialmente, la visibilidad completa de la persona que se encuentra al otro lado de la misma. Para ello, además, como apoyo a la comunicación y a la lectura labial, el material empleado debe ser de la máxima transparencia, que no deforme la imagen, y que no sea susceptible de ser rayado o adquirir opacidad con el paso del tiempo».