Con un cambio de tercio, el tercer juego de la saga Oddworld se presentaba hace casi 20 años sin tanto éxito como las dos primeras entregas. Hoy vuelve este Munch’s Oddysee totalmente remasterizado y listo para darle una segunda oportunidad en nuestra Nintendo Switch. Oddworld Inhabitants se ponen al frente del desarrollo y Meridiem Games son quienes nos hacen llegar este juego hasta nuestras manos.
La historia cambia el tercio como hemos dicho y es que Abe compartirá protagonismo con Munch. Y Munch es una extraña criatura marina que acaba atrapada en un cepo y en manos de un médico loco que quiere experimentar con ella implantándole un chip en la cabeza que le da unas habilidades especiales. Munch deberá ayudarse de este chip para escapar e ir ayudándose de unas peludas criaturas para ir avanzando.
El objetivo de Munch es el de salvar a los de su especie, al borde de desaparecer. Por su parte Abe debe rescatar a sus amigos Mudokon. Ambos se unirán en una divertida aventura a lo largo de 25 niveles llenos de obstáculos y puzzles y siendo guiados por una todopoderosa criatura. En cuanto a jugabilidad, Munch Oddysee es un juego que se encuadra dentro del inicio de las aventuras de plataformas en 3D, por lo tanto eso nos vamos a encontrar, un juego en 3 dimensiones con una cámara trasera al más puro estilo Mario 64.
Como todas los juegos de este estilo, había algunas cosas buenas y otras cosas malas. Esta tercera entrega suponía una revolución y un salto a las tres dimensiones, puesto que los dos anteriores juegos se veían en 2D. Por lo tanto, antes de que se dominara este género, difícil de domar, tenía algunos fallos de cámara y de profundidad que sigue adoleciendo este lanzamiento y que a veces nos va a hacer fallar en el control del salto en algunas plataformas.
El juego consiste en ir avanzando por los niveles usando a Munch o a Abe para solventar los problemas que se nos ponen por delante. Mientras que Abe es más hábil caminando por el suelo, Munch, al ser una criatura acuática, tiene más facilidad de moverse por este entorno líquido. Así pues tendremos puzzles de reunir cierto número de criaturas, abrir puertas o conseguir maná para que los obstáculos se retiren.
Con Munch deberemos ir liberando a las criaturas peludas mientras que con Abe iremos guiando a los Mudokon, permitiéndonos el pararlos o pedirles que nos sigan, ayudándolos a superar obstáculos, eso si, uno por uno en una tarea que puede llegar a ser algo pesada, o tirándolos por huecos para que activen ciertos interruptores. También tendremos que lidiar con enemigos y aquí nuestros compañeros son los que nos ayudarán a terminar con ellas, ya sea a guantazos o a mordiscos.
A lo largo de los niveles el juego nos irá ayudando con pistas, pero tampoco es que sea demasiado complicado el ir completando todas las fases, recordemos que al fin y al cabo es un juego orientado a un público más bien infantil y que la dificultad no va a ser un problema para terminar la historia. Es más la pesadez de alguna vez realizar algunos puzzles, que la dificultad propia que tienen. Por otra parte, el juego, al pasar algunas fases, nos damos cuenta de que es ciertamente repetitivo y que se van sucediendo las mismas situaciones con alguna variable pero que termina por parecernos una y otra vez lo mismo. Es algo que al juego original ya le sucedía y que era uno de los males de aquellas primeros juegos de plataforma en 3D.
Gráficamente el juego contiene bastantes mejoras con respecto a la entrega original, con texturas con más definición y mejores modelados, pero si se nota que es una remasterización (es decir, una mejora de un juego, no un juego hecho de nuevo, que eso sería un remake) y se le notan el paso de los años. A nivel de sonido el juego carece de música ambiental y que a veces los sonidos de los mudokon son molestos cuando meditan muchos juntos. También tenemos que dar un tirón de orejas al departamento de localización ya que el juego viene completamente en inglés y sin subtítulos añadidos, con lo que si no entendemos lo que se va diciendo con el doblaje original, perderemos gran parte de la historia.
Oddworld Munch’s Oddysee es una segunda oportunidad a uno de los juegos menos valorados de una saga icónica en los finales de los 90 como fueron los Oddworld. Supone una vuelta de tuerca y una innovación y quizás eso y que se metió en un género que no se dominaba de todo por aquella época, no fue tan valorado, pero tras el paso de los años, volverlo a jugar es volver a la infancia y realmente merece esa oportunidad. Oddworld Inhabitants y Meridiem Games han hecho que este juego no te defraude si te pones a jugar con él.