@arturosanromanf
La iniciativa de los pastores de ovejas y cabras, acostumbrados a pasar largas jornadas con la única compañía de sus perros y rebaños, se merece un aplauso. Si alguien sabe de estar solo, es el pastor, una soledad que forma parte de su vida diaria y que la tienen interiorizada. Quien mejor que ellos para acompañar la soledad de otros.
La emergencia sanitaria que ha provocado el coronavirus nos ha obligado a confinarnos, elevando exponencialmente el número de personas que se han quedado aisladas, tanto en los domicilios habituales como en las residencias de ancianos como en las instalaciones médicas donde se mantienen ingresados a los contagiados.
Ante esto, la interprofesional Agroalimentaria del Ovino y Caprino, INTEROVIC, como entidad encargada de agrupar y representar a todos los ganaderos y pastores de ovejas y cabras de España, ha sido la encargada de canalizar la voluntad de sus miembros para compartir aquello en lo que son expertos: lidiar con la soledad. Acostumbrados a pasar largas jornadas con la única compañía de sus perros y rebaños, jornadas que en el caso de la trashumancia pueden llegar a prolongarse durante meses, los pastores han desarrollado la capacidad de integrar el hecho de estar solo en su día a día. Una experiencia de mucho valor para aquellos a los que el ambiente solitario les puede llegar a amargar la existencia.
Sentir el sosiego del campo a través del teléfono
Gracias a la iniciativa “Compartiendo Soledad”, todo aquel que lo desee podrá marcar el teléfono 91 002 74 79 y pedir a la operadora que le pasen con cualquiera de los pastores voluntarios que se han prestado, de manera totalmente desinteresada, a colaborar con esta iniciativa. Para aquellas personas que están obligadas a lidiar con la soledad marcada por el confinamiento, desde los mayores que viven en sus casas a los que ya no pueden ir a ver sus familiares o allegados, hasta los ingresados en centros hospitalarios o los que permanecen en las residencias de ancianos sin la posibilidad de poder recibir contactos del exterior. Todas esas personas pueden llegar a sentir algo de tranquilidad gracias a conversar con alguien tan acostumbrado a estar largas temporadas solo que ha hecho de ello su modo de vida.
Una mecánica sencilla para fomentar la participación
Compartiendo Soledad es una centralita donde, desde cualquier punto de España, se puede llamar, al coste habitual de una llamada a teléfono fijo. Un coste que para muchos usuarios será gratuito por la implantación de tarifas planas. De lunes a viernes, y en un horario de nueve de la mañana a seis de la tarde, se coordina la implicación de los pastores voluntarios para que todos los que lo necesiten puedan conversar.
Gracias a esta iniciativa, las personas que lo demanden tendrán una nueva forma de abrir un paréntesis en su soledad. Compartir la individualidad con pastores que llevan años conviviendo con ella. Descolgar el teléfono y sentir los sonidos del campo, el aire entre los bosques, el balar de las ovejas, una sinfonía de cencerros. Los que procedan de un pueblo podrán rememorar su origen rural, mientras que para los urbanitas supone una oportunidad de descubrir una realidad a menudo desconocida, como es la aquellos que caminan guiando a su rebaño.
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